¿Y LA PROTECCIÓN AL MENOR?
(Piura, 26 noviembre 2017)
Luis Gulman Checa
Reconociendo ser ignaro en asuntos de Derecho
pero apelando al elemental sentido común, estoy desconcertado por la
propagación en toda clase de medios publicando fotografías, edad, actividades y
nombre completo de una joven de 16 años protagonista de un hecho lamentable
como fue perder la vida en medio de situaciones comprometedoras y nada claras.
La única explicación que se me ocurre
justificante de la avalancha informativa señalada, es que la ley únicamente
protege al menor cuando está con vida, por lo que, una vez perdida, su memoria queda expuesta a ser
aireada. Es decir:
¡Muerto el menor, adiós
protección!
Ratificaría tal apreciación el hecho que la adolescente fallecida estaba acompañada
por otros dos menores cuyas identidades si han recibido la debida protección:
una amiga íntima referida como menor de16 años, K.M.G. y un joven
de 17
años, J.L.B, con el que habría estado manteniendo relaciones sexuales
en el momento que su organismo colapsó.
Estimado lector, ¿qué opinión le merece el
tratamiento prodigado por la prensa a un hecho tan triste y lamentable? ¿Está
usted de acuerdo, como parecería ser
señala la legislación, con el
hecho que los menores, junto con la vida, pierdan el derecho a la
privacidad/protección?
La oportunidad también es propicia para
resaltar la total pérdida de valores que se viene abatiendo sobre nuestro maltratado
y casi inviable país, como quedó demostrado, según mi parecer, por una
entrevista en vivo propalada en Ampliación de Noticias de Radioprogramas del
Perú al padre de la occisa.
Me pregunto, tales “periodistas”, ¿nunca han perdido a un familiar cercano y querido?
Sin duda aún están invictos al respecto, única explicación para haber sacado al
aire al progenitor - colmado de deficiencias demostradas tanto desde que
accedió a ser entrevistado, como por sus afirmaciones y, peor aún, por haber,
prácticamente, dejado sola y abandonada a su menor hija en Lima - cuando
obviamente una persona normal tendría que guardar silencio.
Otro aspecto muy grave - de más trascendencia
que haya sido un integrante del seleccionado nacional de fútbol quien habría
rentado el departamento en el que sucedió la tragedia - es la responsabilidad de la Federación Peruana de
Vóley quien asumió el cuidado y
protección de la occisa cuando contaba con solo 12 años de edad, echándola,
literal y realmente a la calle pocos años después, siendo aún una niña,
decisión que sin duda gatilló
desordenara su vida con las funestas consecuencias que estamos
lamentando.