DILUVIO DE IMPUTACIONES

(Piura, 15 noviembre 2017)

Luis Gulman Checa

Todo indica que Marcelo Odebrecht, coherente con su compromiso de colaborar para minimizar su pena, no habría dejado títere con cabeza cuando fue preguntado sobre sus aportes a campañas proselitistas de diversos personajes, algunos de los cuales fueron ungidos presidentes del Perú.

Sin embargo, con cabeza fría, preguntémonos:

El solo hecho de recibir un aporte para financiar su campaña, ¿acaso convierte al beneficiado en chulillo/sicario del aportante?

Personalmente digo que no, pero, obviamente, en un país como el nuestro en el que la situación está ardiendo y nadie cree en nadie; todos y cada uno de los beneficiarios será tildado de corrupto y vende patria a cambio de unas pesetas, como, fatal y lamentablemente, la historia demuestra  así  sucedió en estas tierras desde la época de la colonia.

Si así fuera (Dios no lo quiera), siendo coherentes, dentro de muy pocos días tendrían que estar encarcelados, tal como Ollanta y Nadine, Keiko y AGP.  En el caso de PPK, desconozco si su condición de mandatario lo protege y/o requeriría algún procedimiento previo antes de pisar la cárcel.

Queda claro que lo expresado parte del principio de que MO hubiera confirmado que financió a todos los mencionados.

Analicemos caso por caso:

·         Encarcelar a AGP sería intrascendente porque el gran partido que lo encumbró ya cuasi desapareció por su propia culpa, de modo que ello no debería generar ningún problema. Todo lo contrario, habida cuenta que la gran mayoría de la población (también sus signos exteriores de riqueza) lo tipifica como gran corrupto.

·         En el caso de Keiko, que iría a acompañar a Nadine, la figura sería muy diferente por la lamentable e increíble circunstancia que posee uno numerosa recua, la cual, a diferencia de las de antaño que eran vitales para agilizar el comercio, no solo es la propietaria mayoritaria del Congreso Nacional  sino que hace rato se hizo merecedora al calificativo ya señalado.


·         En el caso de PPK, si bien de primera intención podría generar una hecatombe, si miramos cómo se manejó el asunto en el Brasil, no sería para tanto bastando con el retorno de Martín Vizcarra del Canadá para tomar posesión de Palacio de Gobierno.