GASTANDO PÓLVORA EN GALLINAZOS

(Piura, 01 noviembre 2017)

Luis Gulman Checa

La columna de Luis Davelouis publicada en la edición de “Perú.21” del día de ayer, informa sobre el oneroso e inútil desembolso del Estado - suyo, estimado lector, del suscrito y de todos los peruanos - manteniendo a los presos, con o sin sentencia, en los diferentes penales del país:

Cada día S/. 34.00, cada mes S/. 1,020.00, cada año S/. 12,410.00

Se comprende que  este balance incluye únicamente los confinados en los penales administrados por el INPE, quedando pendiente contabilizar los montos gastados en cautelar a los especiales como, por ejemplo, los que guarda la Marina y otros.

También nos dice que la OCDE - ansiado organismo  que, según ANUNCIÓ el “formidable” AGP,  integraríamos desde varios años atrás - ha determinado lo que le cuesta un estudiante al Perú:

Cada día S/. 10.00, cada mes S/. 298.00, cada año S/. 3,575.00

No es recomendable entrar a las redes buscando información sobre la inversión en educación realizada en países auténticos, en los que, los educandos, al dejar las aulas, sí saben sumar, restar y entienden lo que leen; por cuanto tal revelación podría generar un patatús fulminante en el curioso al constatar que ahí está la madre del cordero  de la imparable degradación de  nuestro país: masiva producción de analfabetos  funcionales a partir de la pauperización de la educación pública por el desastroso Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada liderado por Juan Velasco Alvarado.

Volvamos a la pólvora y los gallinazos,  en clara referencia a los presos, absoluta y definitivamente irredimibles por los atroces e incalificables crímenes perpetrados,  que mantenemos no solo alojados, bien alimentados y sanos,  sino que, gracias a la increíble incapacidad/injuria/aconchabamiento de las autoridades competentes, continúan delinquiendo desde sus cómodos alojamientos gracias al formidable avance de las comunicaciones.

Soy  ferviente convencido que la pena de muerte debe reimplantarse para varios delitos e, igualmente, respeto profundamente la opinión de quienes se oponen a la misma. Sin embargo, anteponiendo, como debe ser, el interés del Perú y de la gran mayoría de peruanos, sugiero lo siguiente:


Quienes se oponen a la reimplantación de la pena de muerte deberían formar una ONG u organismo similar que tomaría bajo su custodia, protección y cuidados a los condenadas a muerte, manteniéndolos vivos hasta que Dios disponga lo contrario. Todo ello, obviamente, utilizando sus propios recursos.