EL BURÓCRATA PERFECTO

(Piura, 08 noviembre 2017)

Luis Gulman Checa

La entrevista al decano del CIP Piura, publicada en “El Tiempo” el día de ayer, me  trajo a la mente una certeza que adquirí, sólida y demostradamente, en las diversas instituciones en las que  estuve dedicado a la función pública:

Es aquél que cumple escrupulosamente su horario de trabajo, jamás opina cuando hay algún asunto candente/polémico que involucre a su institución, hace lo indecible para permanecer “invisible”,  se esconde o rehúye aparecer en fotografías con sus colegas y, solo en última instancia y a condición que ya lo hubieran hecho por lo menos diez funcionarios, estampará su firma en algún documento.

Es evidente que la perfección del epígrafe está referida a la propia conveniencia del aludido. Así, su paso por la función pública será dulce e idílico por cuanto jamás será señalado porque siempre fue un fantasma,  sin mover ni un dedo en pro del debido cumplimiento de sus obligaciones,  es decir, estafando por años tanto a su empleador como a la ciudadanía en pleno.

¿Por qué la entrevista me trajo a la mente al burócrata perfecto? Por cuanto, cuando el decano, en referencia a la bendita reconstrucción, fue inquirido si las autoridades estarían temerosas de sacar las obras a licitación porque podrían verse vinculadas con delitos ligados a la administración pública, respondió (editado):

Sí, por supuesto. Como están de salida todo es cálculo. Si las obras se hubieran licitado al inicio de su período hubieran salido adelante, pero estando de salida no quieren problemas porque saben que se les abrirá procesos judiciales. Actúan motivados por el cálculo político.

Si el diagnóstico del decano estuviera ajustado 100% a la realidad, los piuranos tendríamos que resignarnos a tener que esperar hasta el año 2019 cuando entrarán en funciones las nuevas autoridades, por cuanto, según él, licitarán cuanta obra sea posible porque la gente es olvidadiza y al final de su mandato no recordarán las barbaridades perpetradas.

Personalmente sí creo que tendremos que esperar hasta el cambio de autoridades, pero, a diferencia del decano, discrepo con su opinión consignada en el párrafo ut supra, estando convencido, porque la esperanza jamás se debe perder, que elegiremos autoridades idóneas, concepto que involucra varias condiciones que no tienen nada que ver con ser simpático/buena gente, ni menos aún  buen hijo, padre y de comunión dominical.

Entonces, según lo expuesto, ¿nuestras autoridades merecerían considerarse Burócratas perfectos?

Finalmente, estimado lector:

¿Permitiría usted que un sastre, experto con la tijera, extirpara el apéndice de su retoño? Usted dirá: ¡Nones! Entonces, ¿por qué diablos es tan irresponsable de votar por un insigne ignorante en la administración pública para ocupar altos cargos de gobierno?