PAISANOS: CALMA Y PACIENCIA
(Piura, 29 noviembre 2017)
Luis Gulman Checa
Empecemos reconociendo nuestras culpas (examen
de consciencia) aceptando que todos somos responsables por las
dramáticas condiciones en las que se desenvuelve la existencia de muchos piuranos, por cuanto,
cada uno de los males que estamos soportando se debe, única y exclusivamente, a
la falta de idoneidad (para no zaherir ni pisar callos, utilizando adjetivos calificativos más específicos) de la mayoría
de las autoridades que, en las últimas décadas, elegimos libre e
irresponsablemente.
El siguiente paso es prometernos que en el
futuro seremos prolijos y cuidadosos al momento de elegir (propósito de enmienda)
para que los asuntos públicos se conduzcan con probidad, eficiencia y profundo
y sincero convencimiento arraigado en las mentes de nuestras autoridades que
están al servicio de la colectividad mas no al suyo propio ni menos aún del
de las “sanguijuelas” que suelen arrimárseles.
Ello debe ser útil para que la paz y
tranquilidad invada nuestros espíritus, sensación reforzada por la esperanza de
que el tiempo por venir será venturoso
para todos. Al fin y al cabo, ello dependerá de nosotros mismos.
No presten oídos a algunas autoridades en
ejercicio reclamando a voz en cuello por la apatía/inacción/temor de abocarse a
la tarea de ejecutar las imprescindibles obras pendientes cuando estamos ad
portas de una nueva inundación, por cuanto tanto las condiciones del clima como
las afirmaciones, claras y precisas, de auténticos especialistas en el tema, ya
afirmaron, clara y expresamente, lo contrario:
El 2018 será DEFICITIARIO,
es decir, la situación en Piura será opuesta a la vivida el presente 2017: no
habrá lluvias y faltará agua para atender las necesidades, entre ellas, el
riego de los cultivos.
Así, estando como estamos en el fondo
del barranco, seamos exigentes y vigilantes para que los peldaños a
construirse para que salgamos del mismo sean bien diseñados, sólidos y proyectados
al futuro para que duren siglos.
En resumen, si ha pasado tanto tiempo y no
hay amenaza alguna en lontananza, ¿qué objeto tendría, luego de haber
permanecido meses infectados por la abulia, abrupta y repentinamente, las autoridades se aboquen, cual tropel de acémilas en
estampida, a ejecutar simultáneamente obras que casi, nos imposibilitarán desplazarnos.
¿Cerrar las avenidas Sánchez Cerro y Cáceres
simultáneamente?
Decisión de locos.