INMUNIDAD DE CONGRESISTAS

(Piura, 27 mayo 2019)

Luis Gulman Checa

El empeño desplegado por el presidente de la República para que el Congreso apruebe la reforma propuesta referida a que la citada inmunidad sea levantada por la Corte Suprema en vez de por los mismos congresistas; me llevo a concluir que el Mandatario, en su respetable afán por moralizar el Perú, estaría tomando el rábano por las hojas.

En primer lugar, si fuera aprobada en el término de la distancia, recién sería de aplicación cuando el actual Congreso, a Dios gracias, ya hubiera pasado a mejor vida. Entonces, si no sería de utilidad para higienizarlo, ¿cuál es el objeto de hacer cuestión de Estado por la negativa congresal, habiendo tantos asuntos realmente trascendentes en el tapete?

En segundo lugar, la responsabilidad de la gran cantidad de congresistas incalificables/impresentables integrando el “Primer Poder del Estado”, recae directamente en los electores del país. Así, cuando, según la encuesto logia imperante, se afirma que la ciudadanía abomina y descalifica al actual Congreso, se le debería responder que vaya a llorar al muro de los lamentos, al ser la única responsable por haberlos elegido.

En tercer lugar, como la esperanza no debe morir y el optimismo debe embargarnos,  ante la horripilante situación que estamos viviendo, debe suponerse que, quienes integren el próximo Congreso - además de la absoluta seguridad que ninguno de los actuales podrá integrarlo - serán comparables con el Espíritu Santo, es decir, el tema de la pérdida de inmunidad habrá perdido vigencia e importancia.

En cuarto lugar, preguntémonos si la propuesta del Ejecutivo no merece aplicarle el aserto que dice: Saltar del sartén a la olla. ¿Por qué?  Por cuanto, en atención a la revelación de la existencia de “Los Cuellos Blancos”, además del escándalo mundial implícito en la fuga de quien fuera Vocal Supremo, César Hinostroza, ¿deviene en adecuado poner en manos de la Corte Suprema el referido levantamiento de inmunidad?

En resumen, es lamentable pero evidente que el país viene conduciéndose, desde tiempo atrás, AL GOLPE. ¿Qué significa ello? La carencia absoluta de planes y programas de desarrollo, de modo que nuestras autoridades actúan según sucedan fenómenos naturales o inconductas humanas, como queda demostrado por los dos únicos temas vigentes en el panorama nacional: 

El ¿destructor? Niño Costero y el caso Lava Jato.