SEÑOR DIRECTOR DE “EL TIEMPO”: DIFUNDA LO EJEMPLAR

(Piura, 09 mayo 2019)

Luis Gulman Checa

Por enésima vez, el decano, mostrando su acendrada preocupación por la prestancia de la ciudad de Piura, publicó un informe sobre el deplorable estado que muestran innumerables casas antiguas, algunas a punto de colapsar y otras en estado de abandono.

Inobjetablemente, las fotografías que lo ilustran son horripilantes. Sin embargo, aunque nos pese y duela, las mismas, subliminalmente, representan gráficamente el deterioro generalizado que se ha abatido no solo sobre la ciudad, sino  sobre el departamento entero.

Un párrafo de la información consigna lo siguiente:

“Nadie mueve un dedo para evitar que antiquísimas construcciones sigan cayendo, ni el Ministerio de Cultura ni los propietarios de las mismas casonas”.

Desgraciadamente, una vez más, como cuando afirmó que el “Niño Costero” había destruido el túnel de Culqui, mintió o faltó a la verdad escandalosamente, por cuanto, salvo que todo el personal del diario esté afectado por la ceguera o viva fuera de la ciudad, sí hay por lo menos dos casas antiguas perfectamente conservadas y mantenidas que soportaron, estoicamente, la  destrucción de Piura (calles, avenidas, hospitales, colegios, canales, túneles, comisarías, etc.) originada por el  fenomenal y destructor citado “Niño”.

Estos inmuebles, que soportaron el inclemente azote del citado fenómeno climático y, a pesar  que además fueron inundados por el desborde el Río Piura,  quizá por la intercesión del Señor Cautivo o de la Virgen de Las Mercedes, en contraposición a la destrucción sufrida por medio departamento, permanecieron, incólumes, enhiestos y magníficos.

Me refiero al local propiedad de la Alianza Francesa ubicado en la cuadra 02 en la calle Libertad y al inmueble ubicado en la cuadra 05 de la calle Lima, en el que funcionó la Corte Superior de Justicia de Piura y Tumbes hasta que, a consecuencia del Terremoto con epicentro en Querecotillo de diciembre de 1970, fuera declarado inhabitable (¿a punto derrumbarse?) por el entidad estatal competente, quedando tirado y abandonado por cuatro largos años, incluido el del “Niño” de 1972,  cuando el río Piura inundó el barrio sur.







A Dios gracias, en aquellos lejanos tiempos aún no habían aparecido los saqueadores se casas antiguas, como sucedió con las de las familias Eguiguren y Hilbck en la calle Lima y la de la familia García en la calle Tacna, en esquina con Moquegua, entre otras, razón por la que cuando el propietario del 50 % de la misma tomó en alquiler el restante 50% de la Sociedad de Beneficencia Pública de Piura, encontró que puertas y ventanas permanecían en su lugar y pudo, lentamente pero sin pausa, restaurarla, reforzarla y mantenerla para que permanezca incólume ante los futuros “Niños” y, también, como clara demostración de que en Piura, aún quedan piuranos.