¿SE DESATÓ EL APOCALIPSIS?

(Piura, 25 mayo 2019)

Luis Gulman Checa

Me refiero a la catástrofe anunciada en el Nuevo Testamento y que, no tan figurativamente, se ha desatado en nuestro país como queda confirmado por la inacabable sucesión de escándalos; caos generado por la desaparición de la autoridad, proliferación de autoridades elegidas ignaras, incompetentes y/o corruptas y tantos otros signos ratificatorios que el país va rumbo al colapso.

Si comparamos el país con una persona afectada por un grave mal, digamos una pierna gangrenada, siendo muy fácil tratar al enfermo amputándole el miembro contaminado, ¿cuál sería la cura para sanar al Perú?

Continuando con el ejemplo confirmatorio que los males deben erradicarse desde la raíz, lo lógico y natural sería desaparecer de la faz de la tierra a los responsables de la desgracia abatida sobre los peruanos, lo cual, fatalmente, en los tiempos que corren, cuando, por ejemplo, instituciones como la Santa Inquisición quedaron descartadas y las medidas radicales pasaron a la historia en la mayoría de países;  aunque lo merezcan, no pueden ser ejecutados.

Ante la situación que afrontamos, ¿podría decirse que el Perú enfrenta una situación de emergencia?

Porque, si así fuera, está establecido que ante situaciones extraordinarias - como  cuando un pitoniso pronostica lluvias diluviales u otro, afirmando lo contrario, predice sequías espantosas - rápidamente se declaran “Estados de Emergencia” que permiten adoptar medidas al gusto de la autoridad de turno al margen de las normas pre establecidas, situación que ha sido ampliamente utilizada para - ayudando a traernos el Apocalipsis - saquear el escuálido erario. Así, estando en emergencia real, no tendría objeto declararla.

Estimado lector, ¿cree posible que, de continuar el estado  de enfrentamiento frontal, irracional y antipatriótico entre los Poderes del Estado, el Perú tendría alguna posibilidad de salir del   entrampamiento que lo asola?     

Algunos vienen esgrimiendo la posibilidad que el Ejecutivo, recurriendo a preceptos constitucionales, cierre/liquidé el Congreso, hecho que, según la encuesto logia tan de moda, sería muy bien acogido por la población. Sin embargo, si ello ocurriera, los primeros que aplaudirían felices y gozosos  serían  todos quienes nos han traído la mentada Apocalipsis, los nefastos y corruptos,  al disponer del argumento que el Perú perdió legitimidad, ergo, por ejemplo, no sería posible que un país como el de Trump, autorice extraditar a Alejandro Toledo,  además de los inconvenientes que generaría tal medida.




Entonces, ¿qué podemos hacer? Por ahora armarnos de paciencia y esperar con calma y resignación la culminación del actual gobierno confiando que en las elecciones del 2021 seamos bendecidos con la elección de autoridades dignas, competentes y honestas, lo cual, ¿fatalmente?, dependerá, única y exclusivamente, de nosotros.

Conclusión:

Ahorita, en dos años, estará en nuestras manos alejar el Apocalipsis de nuestro, casi destruido, país.