A LLORAR AL MURO
(Piura, 22 agosto 2019)
Luis Gulman Checa
El epígrafe, es la primera idea que me vino a
la mente luego de leer el titular del editorial publicado en la edición de “El
Tiempo” de la víspera:
El país exige elegir
mejores autoridades.
En realidad, ahí hay intrínseco un
contrasentido por cuanto las autoridades, ahora vilipendiadas y rechazadas, no
fueron elegidas por marcianos ni chilenos sino por el propio “país”, es decir,
los mismos peruanos. Entonces, ¿deberíamos entender que los electores, con
desparpajo y sinvergüencería inconmensurables, ahora se quejan y lamentan por
los pésimos gobernantes que ellos mismos eligieron?
En consecuencia, coincidiendo plenamente con
el mensaje por la implícita reconvención a la ciudadanía por haber votado
con los pies optando por encumbrar a una absoluta nulidad, refiriéndome, concretamente,
a la elección del gobernador de Piura, considero necesario realizar un masivo
examen de consciencia respecto a las posturas/actitudes que esgrimimos en el
curso del pasado y fatídico proceso electoral, ejercicio que permitiría a todos
los involucrados, incluido tanto el diario referido como tantos promocionados y
cacareados “especialistas” ensalzados como si fueran la quinta esencia en sus
respectivos ámbitos de conocimiento; reconocer
los pecados mortales perpetrados y adoptar el firme propósito de
enmendar rumbos en el futuro.
Sin embargo, analizando fría y desapasionadamente
la situación, llego a la conclusión que la democracia es una camisa que nos queda demasiado grande,
es decir, como queda confirmado por los resultados electorales de los últimos
tiempos en todos los niveles de gobierno; los piuranos no estamos calificados
para elegir nuestras autoridades. ¿Una confirmación de lo afirmado?
El deterioro
generalizado abatido sobre Piura a partir de la elección de autoridades locales
y regionales, en vez de las benditas designaciones de antaño.
Veamos el caso de los
gobiernos locales, antaño a cargo de ciudadanos dedicados ad honorem a servir a la comunidad, devenidos en cubiles albergando
recuas gigantescas de inútiles e innecesarios solo útiles para tragarse los
recursos que debieran destinarse a mantener y mejorar las condiciones de vida
en sus respectivos ámbitos.
Tan malo o peor resultó el establecer la
elección de autoridades regionales, inicialmente llamados Presidentes y luego
Gobernadores. ¿Una prueba irrefutable de lo afirmado?
Comparemos los
ejemplares procesos constructivos de las grandes obras como la Colonización San
Lorenzo y las tres Etapas, construidas hasta ahora, del Proyecto Especial Chira
Piura, con la desastrosa y corrupta conducción del Proyecto Alto Piura,
desgraciada y fatalmente, recaída en manos del Gobierno Regional de Piura.
Como jamás debe perderse
la esperanza, roguemos al Altísimo guiarnos e iluminarnos la próxima vez que
acudamos a las urnas.