ODEBRECHT vs CAMARGO CORREA
(Piura, 07 agosto 2019)
Luis Gulman Checa
Las cotidianas informaciones referidas a la
vilipendiada y ¿difamada? empresa contratista Odebrecht, en todos los casos van
acompañadas/decoradas con vistas de las magníficas obras que ejecutó y, en
nuestra caso como piuranos, somos testigos de la Interoceánica Norte uniendo
Paita y Yurimaguas con una carretera maravillosamente conservada.
Digresión:
Reitero mi consejo: recorran esta vía y
disfrutarán conociendo localidades con aceras limpias y sin mácula, contemplarán
paisajes maravillosos y ciudades embrujadoras como Chachapoyas, además de
infinidad de atractivos turísticos a lo largo de la ruta.
No obstante ello, sin duda con fundamento, toda
la artillería se dispara contra los actos perpetrados por nuestros propios corruptos quienes
exigieron dinero para sus sucios bolsillos gravando, finalmente, al Estado, por
la sencilla razón que del cuero salen las correas.
Traducción: las
coimas, finalmente, se trasladan al costo de las obras.
¿Y qué monos pinta
Camargo Correa?
Que, a diferencia de la primera que culminó
sus obras en gran forma, Camargo Correa suscribió un contrato para ejecutar la
primera fase de la primera Etapa del Proyecto Alto Piura con el Peihap, alias,
Gobierno Regional de Piura, cuando eran gerencia dos y presididos por Humberto
Correa Cánova y César Trelles Lara,
respectivamente, y, sin construcción alguna, no solo se embolsicó un huevo
de plata sino que, como en honor
a la verdad fue estafada al ser contratado para ejecutar una obra que nadie
sabía en qué consistía, ganó un arbitraje por otro huevo de millones.
Este silencio sepulcral sobre la bárbara
exacción al erario implícita en este contrato preñado de tan obvia corrupción
(salvo que los funcionarios hubieran sido ignaros a la enésima potencia),
increíblemente, no altera ni quita el sueño
a los modernos adalides de la lucha contra la corrupción que no se
arredran ante nadie, como lo demuestra la situación de todos los expresidentes,
vivos o muertos, que han sido arrasados por la gigantesca guadaña que blanden cortando
cabezas a diestra y siniestra.
La situación descrita, aunada a tantas otras
señales de que Piura, cada vez más, se hunde en el caos y el atraso, debería hacernos
reflexionar sobre el reiterado planteamiento de algunos piuraos referido a que estaríamos
ubicados en el país errado.