PARA ECHARNOS A LLORAR

(Piura, 09 agosto 2019)

Luis Gulman Checa

Es lo que nos toca a los piuranos cuando, cotidianamente, los medios nos refriegan la absoluta incompetencia/ignorancia (¿también soterrada corrupción?) de nuestras autoridades/funcionarios por el nulo avance de la tan cacareada, huachafa y rimbombante Reconstrucción con Cambios, tal y como si la naturaleza (¿Dios?) nos hubiese tratado como a Sodoma y Gomorra.

Me remito al titular de primera plana de “Correo” de la fecha:

Unas 300 escuelas sin obras.

Trabas en la calificación de expedientes técnicos de la reconstrucción con cambios afecta a más de 25,000 escolares en Piura.

Si la información se ajustara a la verdad, saltarían dos verdades de espanto: 1) Los responsables de la construcción de las 300 escuelas fueron bestias y/o rateros, como lo demostraría su destrucción por las lluviecitas de dos por medio del 2017 y,  2) La situación sigue tal cual, por cuanto, habiendo tantísimo dinero depositado esperando ser invertido, estos incalificables, quienes  continúan mamando de la teta pública, nos mantienen jodidos.

Cambiemos de cristal analizando otra situación indicativa de la entronización de la irracionalidad en la conducción de tal tarea:

Encomendar a las municipalidades   la construcción/rehabilitación de defensas del río Piura.

Si ello prosperara, en el corto plazo deberían promulgarse las siguientes disposiciones:

·         El Senamhi se encargará del servicio de baja policía y limpieza de parques, avenidas y jirones;
·         El Proyecto Chira Piura extenderá las autorizaciones para abrir nuevos establecimientos comerciales;
·         El  Ministerio de Salud extenderá las constancias de no contar con antecedentes penales;
·         La PNP certificará que el ciudadano está al día en el pago de sus impuestos;
·         Continúe usted, estimado lector.




Consideremos el caótico estado que presentan nuestras ciudades (lo que los medios también refriegan cotidianamente)  responsabilidad, única y absoluta, de las municipalidades y, preguntémonos si ante tamaña demostración de incapacidad sería racional encargarles tareas ajenas a las suyas y, obviamente, sin contar con capacidad técnica para realizarlas.

Señor:

¿POR QUÉ NOS HAS ABANDONADO?