RADIOGRAFÍA PIURANA

(Piura, 30 agosto 2019)

Luis Gulman Checa

La edición de “El Tiempo” de la víspera publicó un informe, a página completa, acompañado de explícitas fotografías, dando cuenta del calamitoso/vergonzoso estado que presenta el parque Quiñones, de la urbanización Miraflores, Castilla, Piura; el cual, analizado calmada y profundamente, equivale a un claro diagnóstico de la malhadada y nefasta idiosincrasia de los piuranos.

Miraflores pide ayuda para salvar parque Quiñones

Juveco pide ayuda a Municipalidad de Castilla y FAP para recuperar este pulmón verde, antes de que el distrito cumpla su primer centenario.

Lo primero que me vino a la mente fue aquello del hambre pidiéndole a la necesidad, habida cuenta que recurrir a la municipalidad, claramente incapaz de cumplir con sus responsabilidades más simples y apremiantes (¿debido a la morosidad de los castellanos respecto al pago de los arbitrios?) deviene en desatino/pérdida de tiempo, pues, el señor alcalde y su equipo de regidores merecerían el repudio ciudadano si destinaran un mísero centavo atendiendo tal súplica teniendo tantas tareas pendientes mil veces más urgentes que adecentar el citado parque.

El otro “mecenas” requerido, la Fuerza Aérea del Perú, fatalmente para nuestra suerte si algún vecino quisiera anexarse otro trozo de nuestro territorio, como lo demuestra la virtual desaparición de los antaño frecuentes vuelos  de  aviones de combate; difícilmente estaría en condiciones de atender el ruego.

¿Acaso estoy afirmando que el parque está condenado, por los siglos de los siglos, a mantenerse en el deplorable estado actual?

Si  los piuranos no dejamos de lado el malsano egoísmo que ha hecho presa de nosotros, como lo prueba el absoluto desapego al bien común, preocupándonos, únicamente, por nuestros propios bolsillos; el parque continuará su rumbo hasta terminar convertido en pocilga.

Sin embargo, como jamás debemos perder  optimismo y  esperanza, roguemos a Dios que muy pronto, quienes moran alrededor del parque Quiñones, conversarán, se pondrán de acuerdo y  meterán la mano a sus propios bolsillos (mensualmente) para convertirlo  en lo que debe ser:

Un vergel demostrativo que Piura todavía puede salvarse.