LAMENTABLE REACCIÓN ECUATORIANA

(Piura, 11 octubre 2019)

Luis Gulman Checa

Las protestas que vienen acaeciendo en el Ecuador a raíz de la sabia, lógica y patriótica decisión gubernamental de sincerar la economía, me han causado gran sorpresa por no estar acordes con un pueblo educado y culto, impresión obtenida luego de apreciar, en varias oportunidades, el orden y respeto imperantes en sus ciudades.

Sin embargo, es de esperar que los desmanes desatados estén respaldados por una pequeña parte de la población, sin duda la más desinformada y/o menos ilustrada, a la que bien se le podría endilgar el aserto que dice: No hay peor ciego que el que no quiere ver. ¿Por qué? Por cuanto, habría que ser deficiente mental para no VER que, de no aplicarse las citadas medidas, más temprano que tarde los ecuatorianos estarían enfrentando el Calvario que, hoy por hoy, ha sumido en la miseria y la desesperación a los venezolanos.

Tienen otros espejos en los que podrían mirar el nefasto destino que les depararía el futuro de no haber tenido la ventura de contar con un presidente honesto, auténtico y de pelo en pecho quien, dejando de lado punibles cálculos referidos a su interés personal antepuso el futuro bienestar de su país poniendo en riesgo su propia existencia. ¿A qué espejo me refiero? A la Argentina, país que, así como fue bendecido por el Creador con riquezas y dones inconmensurables, también, por inexorables decisiones de la Providencia, tuvo la desgracia de ser la cuna del excelso DEMAGOGO y POPULISTA llamado Juan Domingo Perón, quien, desgraciadamente, alcanzó la presidencia de la República en 1946, iniciándose el tránsito que llevó a tan fabuloso país a ostentar, a la fecha, multitudes hambrientas.

También podrían dirigir la mirada hacia el Perú, rememorando que m/m 27 años atrás, el presidente que pocos meses atrás había perpetrado un Golpe de Estado, se ¿reivindicó? al decretar abrupta, instantánea y ¿salvajemente?, un ajuste o sinceramiento económico comparable a un huracán frente a la suave y refrescante brisa acariciando al Ecuador.

Sería pecado mortal si los ecuatorianos, teniendo a la vista lo acontecido recientemente en el Perú, rechazaran la inyección recién administrada constándoles que, a pesar que el pinchazo puede ser incómodo y doloroso, el futuro los llevará al indetenible progreso, más aún cuando su mandatario, a todas luces, es honesto e impoluto.

Ojalá los ecuatorianos de bien, pensantes, educados y poseedores de sentido común, imiten a los salvajes que están protestando y, organizados como un solo puño, salgan también a las calles a manifestar su apoyo y agradecimiento al Mandatario por haber tenido los cojones para decidir en pro del futuro  bienestar de los ecuatorianos dejando de lado protervos y mezquinos intereses.