“SAN” MARTÍN: DEVUÉLVENOS NUESTRA AGRICULTURA (II)
(Piura, 16 octubre 2019)
Luis Gulman Checa
Juan Velasco Alvarado, confirmando que los
humanos tenemos tanto de santos como de
demonios, mientras con una mano destrozó la agricultura piurana, con la otra
llevó a cabo una obra monumental que, de no haber sido por su crimen
primigenio, le hubiera valido una estatua al lado de la del Gran Almirante: EL SISTEMA CHIRA PIURA.
Sintetizaré las fenomenales ventajas que
trajo para nuestra agricultura:
·
El
valle del Chira nunca más sería destrozado por las grandes avenidas generadas
en años de gran abundancia, como la acaecida en 1953, de la cual el suscrito
fue testigo en la hacienda Sojo y anexos. ¿Por qué? Por cuanto las mismas, de
corta duración, de 5 o 6 mil m3/seg, que
arrasaban el valle, serían constreñidas en el reservorio de donde fluirían
caudales inocuos y manejables, en un proceso denominado LAMINACIÓN.
·
Nunca
más el valle del Chira sufriría por falta de agua estacional, como por ejemplo,
perder los almácigos de arroz porque el caudal del río era tan pobre a finales
de año, cuando se realizaba el trasplante, que las bombas instaladas a la vera
del río no podían captar el agua.
·
¿Dije
bombas? Sí, efectivamente. Antes de la existencia de tan formidable obra era
necesario instalar grandes instalaciones de bombeo de muy costosa operación y mantenimiento
al borde del río para elevar el agua, por cuanto, como cualquiera entiende, las
tierras de cultivo se ubican a un nivel superior. ¿Qué pasó con las plantas de
bombeo? Desaparecieron por obsoletas e innecesarias por cuanto el sistema
incluyó grandes canales revestidos que abastecieron de agua al valle por
gravedad.
·
Sin
embargo, como indica su nombre, la obra incluyó también el valle del Piura, el
cual - si bien ya había recibido un gran beneficio a consecuencia de una obra
anterior, gracias a otro General E.P., Manuel Odría, como fue la derivación del
río Quiroz para desarrollar la Colonización San Lorenzo; durante unos años,
antes que la misma se desarrollara, disfrutó de aquella agua derivada al valle
del Piura por la quebrada San Francisco - de ser una zona en la que era usual sacar
Vírgenes y Santos en procesión buscando su intercesión para que el río Piura
discurriera para alimentar las bombas que
irrigaban los campos, se convirtió en un territorio con agua cien por ciento
garantizada abasteciendo canales revestidos permitiendo el riego por gravedad.
Es decir: El infierno se transformó en idílico Edén.
Termino, por hoy,
planteando una reflexión:
¿Cuán formidable,
maravillosa y próspera sería la agricultura piurana, para beneficio de todos,
de capitán a paje, de no haber sido destruida por la Reforma Agraria?