CHOQUE  DE TRENES

 

(Piura, 25 enero 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

Aunque no son de fierro sino de carne y hueso  implica una colisión brutal que produciría  graves e impredecibles consecuencias al tratarse de dos opiniones contrapuestas referidas al comportamiento  del clima en el futuro inmediato.

 

El primero de los trenes apareció en la edición de “El Tiempo” de la fecha camuflado en una nota dando cuenta de los pronósticos formulados por el investigador Manuel More de la Universidad Nacional de Piura:

 

Anuncian que en abril las lluvias serían más intensas.

 

Docente de la UNP indica que La Niña aún sigue vigente y podría venir un nuevo calentamiento para el 2022.

 

El citado investigador nos trae una excelente noticia: La Niña durará hasta marzo y abril y mayo serán los meses con más lluvias. Así, entonces, como también anuncia con bombos y platillos, es decir, como si fuera una gran noticia en vez de una bestialidad, ratifica su opinión resaltando la instalación de almácigos de arroz en San Lorenzo.

 

El otro tren partió de la estación ubicada en la Universidad de Piura siendo el conductor de la locomotora Rodolfo Rodríguez, quien, al ser requerido opinara sobre el citado artículo, expresó lo siguiente:

 

Es muy poco probable que llueva en abril. Pero entre el 2022 y 2023 puede empezar a gestarse un El Niño.

 

Así, R.R. ratifica su opinión que el año que afrontamos, 2021, será seco, es decir, las lluvias serían escasas y/o casi inexistentes, tan igual como sucedió muchas veces en el pasado. Al respecto, sería conveniente que algún medio de comunicación, auxiliado por el Ing. Eugenio Tadeo, director de la DOM del Pechp, publicara las masas anuales descargadas por el río Chira desde que las mismas empezaron a registrarse.

 

Prefiriendo pecar por necio antes que sacarle el cuerpo al grave dilema que enfrenta la agricultura de Piura por los varios reconocidos indicadores que la sequía nos amenaza, reiteraré las señales reveladoras que lo confirman.

 

1)    Alternancia con el sur. Es decir, la abundancia en una zona implica la escasez en la otra. Recordemos cómo el año 1983, diluvial para el norte, implicó una muy severa sequía en el sur. Entonces, si allá están siendo azotados por la naturaleza, lo natural es que acá lo haga la sequía.

 

2)    La Niña: el enfriamiento del océano Pacífico, lo cual, como es sabido y ha sido mil veces comprobado, provoca ausencia de lluvias.

 

3)    Cálculo de probabilidades. ¿Acaso no deviene de lo más natural un año seco de verdad como tantos sufridos en el pasado?

 

Considerando el desmadre generado en la agricultura de Piura, tras la irrupción del destructor “Atila” Juan Velasco Alvarado, es decir, si la misma devino  en una real merienda de negros (*), me pregunto quién o quiénes responderían si si se siguiera actuando ignorando lo que es muy probable.

 

(*) Refrán.