GASTANDO PÓLVORA EN GALLINAZOS
(Piura, 09 enero 2021)
Luis Gulman Checa
Es sorprendente cómo, habiendo tantos
temas/situaciones graves y amenazantes, algunos opinantes continúan perdiendo
tiempo y esfuerzo dedicándose a criticar la gestión del expresidente Martín Vizcarra
de quien bien puede afirmarse que fue borrado del mapa, es decir, no
tiene vela en el entierro de nuestro país al que nos estamos dirigiendo
de no corregir el rumbo.
Al fin y al cabo si el susodicho llegó a la
cumbre se debió a la decisión soberana del pueblo cuando lo eligió en la
plancha liderada por PPK, tan igual como fueron elegidos todos los
expresidentes presos, procesados, huidos o suicidados.
Preciso, para evitar malas interpretaciones,
que no estoy motejando al aludido como gallinazo, pues, el epígrafe es un
conocido aserto referido a perder tiempo, esfuerzo y recursos en asuntos
inútiles y sin provecho. Más bien sí estoy criticando a quienes desperdician
la pólvora, por cuanto, reitero, deberían apuntar sus armas a objetivos de
verdad urgentes e importantes.
Por ejemplo, un peligro que hasta un ciego
avizoraría, es el siguiente:
Si el Congreso elegido
en reemplazo del de la “recua de Keiko”
disuelto por Vizcarra fue peor que aquél, ¿cómo sería el que debería
elegirse el próximo abril?
Las leyes que viene aprobando el actual
Congreso son tan irracionales y nocivas (ojalá el Tribunal Constitucional las
eche al desagüe) que parecerían ser fruto de una entidad chilena, dicho ello
teniendo en cuenta cómo asolaron, ¿los hermanos del sur?, nuestro país el siglo antepasado.
Los reales responsables de la caótica situación
que está atravesando el Perú somos los propios peruanos. ¿Por qué? Por cuanto,
con nuestros votos empoderamos a alcaldes, gobernadores, congresistas y presidentes
de la República, muchos de los cuales - incluidos todos los últimos mandatarios
-, para no usar términos gruesos y/o hirientes, están cuestionados.
Ojalá esté errado pero tengo el convencimiento
que por la vía de las elecciones seguiremos hundiéndonos cada vez más en el
pestilente hoyo en el que ya estamos, como lo demuestra el hecho innegable que
tras cada elección empeoran nuestras condiciones de vida y se acentúa la
desesperanza.
Entonces, si fuera cierto que el camino de las
elecciones no es esperanzador:
¿Qué medicina podrá
salvarnos?