EL ALGARROBO. ¿EN LA SENDA DEL APRA?

 

(Piura, 27 enero 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

Sí, estimados, el Algarrobo, ancestral y formidable riqueza de nuestro departamento, está dando sus últimos suspiros. Así lo prueba fehacientemente que un quintal de la cotizada vaina está costando NOVENTA SOLES. ¿Por qué? Por la bendita o maldita ley de la oferta y la demanda: “El precio de un producto se incrementa cuando la oferta del mismo disminuye”. Entonces, como tales árboles están desapareciendo aceleradamente, cada vez es menor la oferta.

 

Para entender cabalmente la catástrofe que estamos viviendo (la desaparición del algarrobo), téngase presente que tal precio casi duplica el de un quintal de maíz, grano que siempre fue mucho más caro que la algarroba.

 

Como recordar es volver a vivir, rememoro mis épocas de estudiante de primaria en el colegio Salesiano donde aprendí que las principales riquezas de Piura eran petróleo, algodón y ganado caprino. Sin embargo, siete décadas después, bien podemos decir estamos en bancarrota porque todas se esfumaron.

 

Analicemos la desaparición del ganado caprino por su directa relación con el algarrobo. ¿Por qué? Por cuanto tal ganado menor  (al igual que los equinos) se alimentaba del puño, es decir, las hojas secas del algarrobo que caían al suelo,  cuyo  valor nutritivo es superior al heno de alfalfa.

 

Remontémonos mucho tiempo atrás cuando, por ejemplo, el viaje de Piura a Paita, montando una mula, transcurría bajo densos y frescos bosques de algarrobo.  Avanzando  hasta antes que irrumpiera el fatídico y destructor “Atila”, Juan Velasco Alvarado, aún había en Piura grandes ganaderías sacándoles el jugo a los potreros de algarrobo, pues, los ¿malditos, explotadores y criminales? gamonales cuidaban, como  oro en polvo, los  existentes en sus feudos recogiendo y guardando la algarroba para alimentar el ganado el resto del año.

 

La otra riqueza también extinta, el algodonero,  nos regalaba muchos otros dones además de la cotizada fibra, vitales para el desarrollo de la ganadería:

 

·         Tan luego terminaba la cosecha el ganado irrumpía en los campos alimentándose del  rastrojo saliendo de ahí gordo al extremo.

·         La semilla del algodón, luego de procesada para extraerle el aceite, dejaba dos sub productos, reales manjares para el ganado: pasta y cáscara de algodón.

 

Digresión:

Si resucitara Carlos Scheffer, el mismo dueño de Locuto y anexos conduciendo grandes ganaderías de vacunos (*) y caprinos o mis primos que desarrollaron ganadería Santa Gertrudis en Sol Sol y vieran el estado actual de sus antaño envidiables potreros, volverían a morir en el acto.

 

Por ahora no se avizora la desaparición de la algarrobina, aunque, evidentemente, su precio irá acercándose cada vez más a  las nubes conforme sigan extinguiéndose los potreros. Sin embargo, de continuar el desastre recaído en la antaño boyante y organizada actividad agropecuaria en Piura, es probable que nuestros biznietos se refieran a la misma tan igual como nosotros, hogaño, nos referimos a los millones de cabras que antaño pastaban en nuestros campos.

 

(*) Vi y oí, con mis propios ojos y oídos,  como Carlos Scheffer, el año 1955 o 56, en un remate de ganado en el Club Grau (mi primo Mañé Checa de martillero), pagó SESENTA MIL SOLES ORO por un reproductor Cebú. Tan luego irrumpió el ya citado “Atila”, los reproductores desperdigados por todo el departamento,  fueron los primeros que pasaron a la “olla” de los flamantes beneficiarios. Es increíble que haya seres con apariencia humana que alaben el paso de Velasco por el gobierno. ¡Qué bestias!