¡QUÉ VERGÜENZA!
(Piura, 26 enero 2021)
Luis Gulman Checa
Acabo de ver en un canal de TV un espectáculo
bochornoso y demostrativo que, de no
aparecer un nuevo Mesías con afilada espada en mano, nuestro país terminará destruido
por la barbarie y delincuencia debido a la incalificable inopia y/o absoluta carencia
de cojones de las autoridades, supuestamente, competentes.
En algún lugar de la capital de la República,
dos miembros de la PNP, fueron agredidos, golpeados, escupidos e insultados por
una pequeña turba apoyando a dos bestias con aspecto humano: padre e hijo,
quienes, ante la admonición de la autoridad por andar circulando sin las
consabidas máscaras, tapabocas o como quiera llamárseles, en vez de
disculparse, los agredieron y, no lo dudo, les lanzaron duros epítetos referidos
a sus ancestros maternos.
Vayamos comparando peguntándonos cómo hubieran
reaccionado dos guardias civiles españoles o dos carabineros chilenos en el
caso, sumamente improbable, que hubieran
debido enfrentar una situación semejante. Mi pronóstico:
Las cacerinas de sus
pistolas se hubieran vaciado.
¿Alguno de nuestros
agredidos policías se atrevió a esgrimir su arma?
Por supuesto que no. Según cómo se mire, su reacción
dio pena o vergüenza.
Pena:
Al tratarse de dos seres humanos, inermes e
indefensos, uno de los cuales sangraba profusamente, cercados, agredidos e insultados por una turba
de indeseables.
Vergüenza:
Porque renunciando a su condición, deberes y responsabilidades
al no hacer uso de sus armas.
En el Perú viene funcionando lo que bien puede
calificarse como el mundo al revés. ¿Por qué? Por cuanto, mientras los miembros
de las fuerzas policiales son tratados como delincuentes cuando cumplen con sus
deberes y responsabilidades; los delincuentes, de todo jaez y color, son
tratados con guantes de seda en vez de aplicarles el garrote que les
corresponde.