GRATOS RECUERDOS

 

(Piura, 05 enero 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

La edición de “El Tiempo” de la víspera trajo una nota que me retrotrajo varias décadas, cuando aún era  veinteañero y activo jugador de fútbol, trayéndome a la mente vivencias y recuerdos muy gratos. Decía así:

 

La década de oro del fútbol piurano.

Los años 60 fue la época prodigiosa del fútbol local, con grandes jugadores que hicieron historia con Atlético Grau.

 

Cierto es que el equipo de Orlando Balarezo estaba a la cabeza del fútbol piurano. Sin embargo, el año 1964 Estrella Roja armó un equipo de polendas como lo prueba la presencia de “Chale” Woodman y Alberto “El flaco” Vega, entre muchos otros “jóvenes” de esos tiempos con los que tuve la suerte de alternar.

 

Consideremos que   televisión y globalización aún no habían ¿infectado? el medio por lo que quien quisiera disfrutar de un partido de fútbol, imprescindiblemente, tenía que acudir al estadio. Así, pues, los partidos los disputamos con asistencias que envidiarían los encuentros del torneo descentralizado de hogaño.

 

A diferencia de lo que sucede ahora cuando los futbolistas lo son a tiempo completo, nosotros éramos aficionados con diversas ocupaciones siendo un  sacrificio acudir a entrenar al medio día, y, cuando no nos era posible, allá donde estuviéramos nos ejercitábamos solos o apoyados por quien pudiera acompañarnos a mover la pelota. Sin embargo, lloviera o tronara, ahí estábamos los viernes cuando se llevaba a cabo el partido de práctica.

 

En esos tiempos el fútbol era un lazo que unía  poblaciones por la prodigalidad de los partidos amistosos. Así, recuerdo, visitamos Paita, Sullana, Talara, Negritos, Chulucanas, Tambogrande, Catacaos, Chiclayo, entre las ciudades que me vienen a la mente. No puedo dejar de precisar que en Catacaos enfrentamos al Atlético Grau en lo que bien puede calificarse como “partidazo”, no solo por el fútbol del que gozaron los espectadores sino también por la bronca generada por una marca que “Chale” Woodman consideró muy fuerte costándole el consabido cabezazo al defensor (no recuerdo quién fue) y la consecuente bronca, equivalente  a  la sal y pimienta de tan formidable deporte.

 

Avanzados los 60, no recuerdo el motivo, pasé a integrar el Sport Liberal donde con “Pucho”  Vignolo hicimos pareja como defensores centrales, logrando el campeonato el año 1970 bajo la dirección de Guillermo Quineche quien llegó ese año al club. Sin embargo, para mi mala suerte, sin duda por la antipatía que me tomó por los duros encuentros como “estrellista” contra el Atlético Grau  que él entrenaba, me relegó injustamente al banco privándome de dar la vuelta olímpica.

ASÍ ES EL FÚTBOL.