ENSALZANDO EL NARCOTRÁFICO

 

(Piura, 12 enero 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

Recientemente he visto hasta en tres oportunidades en la TV, incluido un programa dominical, un largo y detallado informe mostrando la serie interminable de costosos y elegantes inmuebles como la envidiable cantidad de vehículos elegantes  y costosos que había adquirido Fernando de Olazábal, reputado como corredor de autos y amante de la buena vida, todo ello gracias a su próspera actividad como narcotraficante.

 

La verdad es que cualquiera de los actuales aspirantes a presidir el país a partir del próximo 28 de julio hubiera deseado ser tan promovido como lo fue el citado, por cuanto, bien mirada la desmesurada difusión de las riquezas del  ¿empresario? narco; implicó una formidable propaganda incitando a desocupados y/o desesperanzados, optar por dedicarse a actividad tan lucrativa.

 

Ayuda llegar a tal conclusión que F. de O.,  lejos de estar recluido en un penal andino muriéndose de frío cumpliendo una condena de cuchocientos años, se halla en calidad de no habido, es decir, desaparecido, como tantas  personas que, figurativamente, se hacen humo sin duda para disfrutar, callada y solapadamente, de las riquezas que guardaron previsoramente.

 

Digresión:

 

Me viene a la mente una reflexión: Habiendo demostrado Vladimiro Montesinos su inteligencia y sagacidad, sin duda fue cegado por la vanidad sintiendo que  ¿reinaría? en el Perú hasta su muerte como lo prueba su triste condición actual: no se preocupó tanto por tener bajo la manga su instantánea desaparición como un inubicable refugio donde disfrutar  sus ingentes riquezas. F. de O., sin duda, fue más “sapo”.

 

Pero, vayamos al meollo del presente planteándonos la siguiente reflexión:

 

¿Acaso no es una clara incitación a dedicarse al narcotráfico la difusión del formidable éxito de F de O?

 

Si cotidianamente los medios informan sobre hordas de jóvenes dedicados a robar celulares, ¿acaso no deviene del más elemental sentido común que, informados de los grandes beneficios redituados por el narcotráfico, olviden los centavos obtenidos con sus rapacerías de dos por medio y, con toda razón,  aspiren a integrar  las “ligas mayores”?

 

Lo peor, triste, lamentable y estúpido al extremo es que el narcotráfico, responsable de innumerables muertes de seres humanos, no por consumo de drogas sino por enfrentamientos entre bandas, es un invento de mentes obtusas o corrompidas (¿mordiendo por lo bajo?),  penalizando una actividad que, dejándola libre, desaparecería por inanición.