AVISO PÚBLICO: EL SECTOR PRIVADO NO ES MARAVILLOSO
(Piura, 03 enero del 2017)
Luis Gulman Checa
El presente tiene el único y sano propósito
de advertir a las autoridades creyentes que el sector privado equivale a la
divina pomada mientras el público es un completo desastre, que
ello no se ajusta estrictamente a la verdad, como queda demostrado por dos
hechos concretos y sencillos que cualquiera puede comprobar.
Primero: El aeropuerto, sito
en Castilla, Piura, cedido en concesión
y operado por una empresa privada, m/m desde 118 días atrás adolece de un grave
inconveniente y molestia que afecta a
quienes le dan de comer a los concesionarios: todas y cada una de las
personas que ingresan al estacionamiento con sus vehículos.
Cuando arriba todo va de maravilla, presiona
el botón con su dedito y, al instante, aparece el ticket fijando la hora de
acceso. Sin embargo, cuando se retira, la misma máquina que controló el
ingreso, se ha des configurado y, por más que el usuario se esmera en
introducir el ticket - ya cancelado el derecho de parqueo - en la ranura
respectiva, la maldita barrera no se levanta,
teniendo que acercarse un servidor de tan incompetente concesionario a
manipular la máquina para posibilitar la salida del vehículo.
Sin embargo, tal no es el único reproche a la
manía de tirarse en brazos del sector privado, pues desde el pasado 01
de enero, el derecho de parqueo que equivalía a .S/. 5.00 por hora se
incrementó, astronómicamente, en 20%.
¿Qué ha sucedido con la economía que justifique alza tan brutal? ¿Qué
mecanismos de ajuste tendrá el maldito contrato de concesión permitiendo
tan inexplicable e injustificado incremento? ¿Estará Odebrecht tras tal
concesionario? Respóndase usted, estimado lector.
Segundo:
En el auto servicio Metro ubicado por Santa
María del Pinar, una de las tres cajas, desde 147 días atrás, tiene inoperativa
la faja sobre la que se depositan los productos
para que la señorita cajera, cómodamente, la vaya haciendo correr con su
respectivo interruptor para ir registrándolos uno por uno, por lo que, el
cliente, cuando es educado y atento, como el suscrito, debe afanarse
reemplazando la inoperativa faja poniéndolos al alcance de la sufrida
trabajadora de tan desconsiderada empresa privada.
Si tratándose de asuntos tan sencillos y
pueriles como los comentados, los concesionarios se zurran en la cabeza de los
ciudadanos, ¿cómo nos exprimirían y maltratarían tratándose de temas
como la salud?