LAVA JATO PERUANO: GASTANDO PÓLVORA EN GALLINAZOS

(Piura, 31 enero del 2017)

Luis Gulman Checa

Los medios televisivos amanecieron hoy eufóricos y exultantes tal y como si nuestra representante hubiera  ganado el título de Miss Universo o, también, como si Claudio Pizarro le hubiera marcado 05 goles al Bayern Munich.  Sin embargo, la noticia se situaba a años luz de tan fantásticos y soñados supuestos:

Jorge Cuba, el exviceministro, quien estaba de paseo en los Estados Unidos, había vuelto al Perú para responder a las acusaciones que penden sobre él de haber recibido dineros indebidos de Odebrecht.

Para ubicarnos correctamente dándole el peso que en realidad les corresponde a los personajes/acciones referidas al Lava Jato peruano, consideremos la siguiente comparación:

Si, finalmente, el señor Cuba fuera condenado a firme por alguna inconducta funcional, su ubicación en la escala imaginaria de funcionarios implicados en este caso de corrupción pública  generalizada, en comparación con los delincuentes callejeros, sería la de “pájaro frutero”, es decir, delincuente incipiente.

Si el razonamiento anterior estuviera m/m ajustado a la verdad, ¿por qué los medios hacen tanto escándalo por un paso, prácticamente, intrascendente para la investigación en marcha? Siguiendo el invalorable principio que recomienda pensar mal (desconfiar) si queremos pensar bien, me viene a la mente la siguiente pregunta/reflexión:

¿Será, acaso, que tanto algunos hombres y medios de prensa también cayeron rendidos a los pies de las empresas brasileras a cambio de dinero contante y sonante, razón por la que estarían haciendo lo posible por bajarle la “temperatura” al escándalo?

Para información/ilustración, el señor Cuba integró una “Comisión de Licitación”, instancia que, por definición, maneja/conduce un proceso licitario, trátese de una “obrita” de S/ 880,000.00 convocada por algún remoto municipio distrital o una mega obra por cientos o miles de millones de dólares, como las comprendidas en la actual danza de corrupción.

Pero, obviamente, dichos comisionados no brotan por generación espontánea sino  son designados, vía Resolución, por una instancia (persona) superior.  Así pues, si son sobornados - como se sospecha de Cuba y sus compañeros - queda claro que quien los designó se ubica en uno de dos campos muy precisos:

Primero: Es un grandísimo idiota y baboso rodeado por rateros sin saberlo, o

Segundo: Es un pícaro de campeonato rodeado exprofeso de sinvergüenzas, a los que les permite disfrutar de las migajas para, él mismo, llevarse la torta entera.

Al margen de lo que suceda con Jorge Cuba, no se puede dejar de señalar que, por lo menos, tiene no solo vergüenza propia sino también los cojones bien puestos. Ojalá sigan su ejemplo otros personajes claramente señalados y manchados que  continúan en el extranjero.

Estimado lector, usted qué opina: 

¿Volverán por su propia voluntad como Jorge Cuba?