CORRUPCIÓN BUENA Y CORRUPCIÓN MALA
(Piura, 30 enero del 2017)
Luis Gulman Checa
Preciso que no tengo ningún resquemor contra
la contratista Graña y Montero, pero sí me mortifica en gran medida cuando los
medios usan distintas varas para medir inconductas públicas.
Me refiero, concretamente, a que se le viene
aplicando paños fríos a la citada
empresa pese a haber convivido por décadas con la -
recién ahora caída en desgracia para el vulgo - colosal Odebrecht.
Debe tenerse en cuenta que la afectación
mayor al erario no son los, relativamente, minúsculos montos recibidos por los
corruptos funcionarios (coimas), sino los asquerosos y prostituidos
procedimientos establecidos para ejecutar las obras convirtiendo los
presupuestos en un barril sin fondo.
Dentro de los arreglos/convenios con todas
las empresas corruptoras (no entiendo la razón por la que se limitan a
mencionar únicamente a Odebrecht), ¿también habrán considerado la devolución de
los montos sobrevaluados?
Otra reflexión pertinente y oportuna se
refiere a que el fenomenal escándalo salido a la luz a raíz de la investigación
Lava Jato, incoada en el Brasil, nos haga olvidar y dejar pasar los miles de mini
escandaletes, como bien podríamos calificar, por ejemplo, al famoso diezmo del 10%, según aseguran los
entendidos, vigente en cuanta obra se ¿licita? en el país. Si esto fuera real,
tomemos consciencia que el citado diezmo/coima no es aportado por el Espíritu
Santo, sino, por lo contrario y muy terrenalmente, se logra a costa de
disminuir la calidad constructiva: Veredas que se van deshaciendo al paso de
los peatones.
¿El pagar coimas para
obtener la buena pro para ejecutar obras públicas será el peor de los delitos?
No lo creo, pues mil veces más ruin es aquel
que lucra, por ejemplo, con los recursos para sustentar programas como el Vaso
de Leche y otros similares, pudiendo incluir en la misma categoría
a los incalificables funcionarios responsables de que las obras queden
tiradas y/o los plazos constructivos se alarguen infinitamente sin importarles
un comino el enorme daño causado a la colectividad. Ejemplo:
La construcción del
“emblemático” Colegio Fátima, tirada y abandonada, para vergüenza de Piura y
los piuranos, tal y como si fuéramos eunucos mentales y/o descerebrados
incapaces de hacernos respetar poniendo en su sitio a los (i)responsables.
Es razonable que los medios nos hagan
reflexionar sobre lo grave que sería para el país que una empresa de la
envergadura de G. y M. se viniera abajo a consecuencia del
triste trance que afrontamos. Sin embargo, formularía la siguiente
pregunta/razonamiento:
¿Acaso no debieron seguir la misma política
cuando se trajeron abajo a ”Lunarejo”, dueño y gestor de Aerocontinente,
logrando así que LAN se adueñara de los “cielos del país” esquilmando a su
gusto y placer a los peruanos y, también, formularse la misma reflexión antes
de bombardear a la exitosa y emergente familia Sánchez Paredes, que genera
miles de empleos y paga suculentos impuestos.
¿Acaso los peruanos tenemos la culpa tanto de que Dios
nos bendijera con el árbol de la coca como de que millones de seres humanos
mueran por la cocaína?
Honoré de Balzac: “Detrás de cada fortuna hay un crimen”