R E M E M O R A N D O

(Piura, 23 enero del 2017)

Luis Gulman Checa

Sin ánimo de fastidiar ni incordiar pero sí con el claro objetivo de coadyuvar a que los piuranos, de una vez por todas, abramos los ojos, dejando de lado la malsana apatía que nos envuelve respecto a temas trascendentes para el bien común y, habiendo reventado y salido a la luz pública la escandalosa gestión del Alto Piura; deseo traer a vuestra memoria el artículo del suscrito publicado en 07 capítulos en el diario “El Tiempo”,  entre el 16 de octubre y el 06 de diciembre del año 2013 titulado “Alto Piura: la verdad al desnudo” (*), es decir, más de 04 años atrás, precisando las barbaridades/tropelías perpetradas por los gestores del mismo y que, gracias a la mega investigación originada en el Brasil, “recién merecen nuestra atención”.

Lo más grave de tal situación es la indubitable confirmación que en Piura estamos huérfanos de Instituciones Tutelares, es decir, nos hemos convertido en tierra de nadie donde cualquier delincuente se instala, cómoda y tranquilamente, para hacer y deshacer a su antojo zurrándose en normas, preceptos y disposiciones, teniendo como único norte embolsicarse la mayor cantidad de dinero sin mostrar consideración  ni respeto alguno por los piuranos.

Ante tal realidad, debiéramos preguntarnos lo siguiente:

¿Dónde están nuestros medios y hombres de prensa? ¿Qué germen habrá infectado a la antaño señera Cámara de Comercio de Piura, que fuera clara defensora de nuestros intereses, devenida  en  triste caricatura? ¿Acaso la gran cantidad de Colegios Profesionales, con el CIP - Piura (Colegio de Ingenieros del Perú) a la cabeza, solo existen para alquilar sus locales para eventos diversos, sin hacerle ningún honor a su razón de ser y existir?

Como piurano auténtico por los cuatro costados y con tres generaciones de antecesores descansando en el cementerio San Teodoro (donde también iré), me siento abrumado por la vergüenza ante el ridículo en el que estamos inmersos desde años atrás y, recién, acaba de confirmarse; pues no otra cosa puede decirse/pensarse al constatar que una pequeña banda de pícaros y sinvergüenzas no solo se ha enriquecido (robando) a nuestras expensas sino que tiraron a la basura el anhelado desarrollo del Alto Piura.

Ojalá, luego de esta debacle, funcione el aserto que dice “No hay mal que por bien no venga”, sacudiéndonos, en el futuro, de nuestra apatía y desinterés.

(*) Adjunto la primera entrega del artículo.