¿PAGAR PARA SER POLICÍA?

(Piura, 31 octubre 2017)

Luis Gulman Checa

Hace buen tiempo los medios sacaron a la luz la existencia de una organización criminal al interior de la PNP que cobraba montos considerables a quienes deseaban ingresar a la Escuela de Suboficiales de La Unión garantizándoles  su ingreso. Ello, evidentemente, es prueba irrefutable que muchos jóvenes ven un gran futuro en la carrera policial desde que, sin duda involucrando a sus familiares, mueven cielo y tierra para obtener los recursos y pagar la coima requerida  garantizando su ingreso.

¿Tan bien pagados están los miembros de la PNP en el Perú para que los altos mandos lucren delincuencialmente para permitir el ingreso y, también, haya tantos jóvenes dispuestos a pagar para convertirse en policía?

Como la respuesta a la pregunta formulada líneas arriba es NO, deberíamos preguntarnos cuál sería la razón para que se den estos hechos, por cuanto resulta evidente la gran contradicción: desembolsar fuertes sumas para lograr desempeñarse en una actividad mal remunerada  y nada gratificante.

Digresión aclaratoria:

El presente no involucra a aquellas personas de bien con auténtica vocación de servir al país como miembros de la PNP quienes, sin duda, no pagaron coimas.

Entonces, lamentablemente,  concluiríamos que la PNP, al igual que tantísimos organismos/instituciones,  también ha sido infectada por la lacra de la corrupción que reporta muy buenos dividendos a quienes venden su alma y traicionan al país con el propósito de engordar sus sucios bolsillos, lo que se ratifica con las casi cotidianas informaciones referidas a policías en actividad involucrados con bandas delincuenciales.

Entonces, estimado lector, ¿qué le suscita el imparable incremento de la corrupción tanto por sus diferentes caretas como por su invasión de todos los estratos y niveles, desde la presidencia de la República hasta el modesto policía que  mira hacia otro lado cuando un vehículo carente de luces pasa a su lado a las 20.00 horas?

¿Terror? ¿Pavor? ¿La impresión que el Perú no tiene remedio e explosionará?

Siendo evidente que, a causa de lo expresado, en el país se está imponiendo la ley de la selva (Ejemplo: Keiko es intocable por cuanto su recua la protege), quizá se debiera ir pensando en imitar el accionar de las rondas campesinas de nuestra serranía que imparten justicia por su cuenta:


¿Organizar cuadrillas ciudadanas que rompan los parabrisas de los vehículos cuyos conductores hacen tronar las bocinas?