ALTO PIURA: “CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA”

(Piura, 16 abril 2018)

Luis Gulman Checa

Con las disculpas al gran GABO, preciso que al tratar una vez más el asunto del Alto Piura, concretamente la suscripción del Contrato de Ejecución de Obra entre el GRP (César Trelles Lara, Humberto Correa Cánova, Remigio Morales Bermúdez) y la empresa contratista de Brasil, Camargo Correa; no me guía el ánimo de incordiar/fastidiar/acusar sino, el puro y sano de informar/educar, tanto a la opinión pública como a los ¿desinformados? medios de prensa, para que en el futuro no volvamos a ser abúlicos/caídos del palto/idiotas permitiendo que unos pobres diablos/infelices vuelvan a meternos el dedo en la boca.

La edición de “Correo” de la víspera apareció con el siguiente llamativo titular de portada:

PAGARÁN S/. 69 MLLS. A CAMARGO

La empresa brasilera , vinculada al caso Lava Jato, le gana el arbitraje al Proyecto Especial Hidroenergético del Alto Piura.

Lamentablemente, en el desarrollo de la información en página interior, se omitió, una vez más, informar el meollo de la discordia que originó el arbitraje planteado por la contratista contra el GRP, optando por tomar el rábano por las hojas señalando que la empresa está vinculada al caso Lava Jato, pasando por alto que el contrato de marras fue suscrito el año 2010, cuando el escandalo brasilero aún no había visto la luz.

He precisado, con pelos y señales, años atrás en artículos publicados en “El Tiempo”, que el citado contrato murió desde el instante en que nació por una simple razón que hasta un burro entendería en un santiamén:

El GRP contrató a Camargo Correa para que CONSTRUYERA una obra que nadie sabía cómo iba a ejecutarse, ergo, la empresa fue estafada/engañada y estuvo en todo su derecho cuando actuó en defensa de sus intereses/expectativas.

Lo expuesto líneas arriba se funda en la buena fe, el sentido común y un somero conocimiento de las normas que regulan la Obra Pública. Sin embargo, si cambiamos de gorro y contaminamos nuestras mentes con la plaga imperante, la corrupción, podríamos plantearnos la siguiente reflexión:

¿Será creíble/verosímil que Camargo no sabía que el contratante no contaba con los imprescindibles Estudios Definitivos para ejecutar las obras?

Como el sentido común nos indica que ello hubiera sido inadmisible, deberíamos volver a reflexionar

Entonces, ¿se habrá tratado de una confabulación para, aprovechándose de las justas y añejas expectativas de los alto piuranos, suscribir un contrato trucho que rindió inmediatos dividendos a funcionarios corruptos rapiñando del Adelanto de Obra y abriéndole la puerta a la empresa contratista para futuras acciones de resarcimiento?

Usted, estimado lector:

¿QUÉ OPINARÍA?