DESFALCOS EN LAS UGEL: ¿UNA RAYA MÁS AL TIGRE?
(Piura, 24 abril 2018)
Luis Gulman Checa
La falta de reacción de la sociedad ante las
revelaciones del robo al erario que han venido perpetrando - sabrá Dios desde
cuándo - los funcionarios que estaban al mando de tales Unidades de Gestión
Educativa, podría compararse con el
comportamiento de un alcohólico que, embrutecido por el masivo consumo de licor
a lo largo del tiempo; casi perdió su condición humana y la facultad de pensar.
Así también la sociedad, ya no embrutecida
por el alcohol sino por las cotidianas informaciones dando cuenta de robos,
estafas, mentiras y cuanto delito exista; permanece impávida, sin reacción y,
lo que es peor, cada vez más convencida que tales inconductas son naturales e
irreversibles. Es decir, robar,
traicionar y mentir serían atributos naturales de nuestros
funcionarios.
Comparemos el virtual silencio de autoridades
y opinólogos ante este incalificable hecho - agravado aún más debido a su
perpetración por los responsables de sacar adelante la EDUCACIÓN, fundamental para
enrumbar hacia el desarrollo -, con el escándalo desatado por algunos
deficientes mentales por cuanto, unos magistrados, cumpliendo m/m con la ley; decretaron prisión domiciliaria, en
vez de liberarlos incondicionalmente, para unos reos que, hacía años, habían
cumplido su sentencia.
Días atrás puse en ambos platillos de la
balanza a un terrorista y un delincuente
que roba recursos del Programa del Vaso de Leche, para que cada uno de los
amables lectores, in pectore, emitiera su fallo.
En el caso de estos delincuentes de cuello
y corbata que roban subrepticia y calladamente atentando contra la
educación que adolece de tantas carencias, ¿acaso no serían de igual o peor calibre
que los terroristas?
Ahora, con los pies en la tierra y
mirando el asunto a través de otro cristal, preguntémonos lo siguiente:
Siendo la mayoría de
personas limpias y honestas, y/o, habiendo enorme cantidad ostentando tales
atributos, ¿cómo diablos las autoridades competentes y responsables, designan a
tanto ratero en puestos de confianza?
¡Cuidado! No pretendo afirmar que las altas
autoridades regionales, al ser responsables en última instancia de la presencia
de tales saqueadores eran integrantes de las bandas y recibían la
suya. Sin embargo, sí cae sobre ellos
la responsabilidad política por haber promovido ratas, en vez de haber
sido escrupulosos y metódicos encumbrando gatos.