CUMPLIENDO LO PROMETIDO
(Piura, 21 abril 2018)
Luis Gulman Checa
Un cuarto de siglo atrás, cuando integraba el
equipo que recibió el encargo del presidente de la Región Grau, Luis Paredes
Maceda, (Q.D.D.G), de rescatar del estado ruinoso en que se hallaba
Electronoroeste S.A, decisión ratificada
por el ministro del Sector que reasumió la conducción de tales empresas luego
del auto golpe del 05 abril de 1992; apareció, abrupta e intempestivamente en
“El Peruano”, un decreto dejando sin efecto la exoneración del pago de
impuestos sobre el combustible requerido
para el funcionamiento de los grupos electrógenos.
Obviamente, tal norma configuraba una
absoluta irracionalidad - al igual que tantas que dictan los “limeños” tal y
como si los provincianos fuéramos menos pensantes que un pollino y quedan tal
cual - por cuanto implicaba la imposibilidad de continuar operando normalmente los
grupos por falta de recursos, lo que nos
regresaría a la maldita época de los apagones.
¿Qué hacer?
El problema de solucionó rápida, eficaz e
incruentamente:
·
El
suscrito abordó, al día siguiente, un vuelo de Faucett (todos los funcionarios
deberían volar en líneas peruanas), constituyéndose en el despacho del ministro
de Energía y Minas, Daniel Hokama.
·
L.G.:
¿Y ese decreto? D.H.: Boloña se apareció en el Consejo de Ministros y no pude
decir nada. L.G.: Mañana Piura y Tumbes quedarán a oscuras. D.H.: ¿Por qué no
hablas con tu sobrino en el MEF? L.G.: Muy bien, voy para allá.
Mi sobrino era Vicente Silva Checa, a la
sazón asesor de Carlos Boloña en el MEF.
·
L.G.:
Vicente, necesito hablar con Boloña porque mañana Piura y Tumbes quedarán a
oscuras por el decreto promulgado obligándonos a pagar impuestos. V.S.:
Espérame un ratito que voy a hablar con Carlos. Transcurrieron m/m 10 minutos.
V.S.: Ya está. Mañana será derogado. L.G.: Por supuesto que nos devolverán los
impuestos que hemos pagado ayer y hoy. V.S.: Claro que sí.
De inmediato y ya en la avenida Abancay, dos
llamadas telefónicas: a Daniel Hokama y a Carlos Reyes dándoles tan buena y
tranquilizadora noticia.
Luego, justa y merecidamente, en unión de
Ceferino Rico (Q.D.D.G), mi leal hasta
la muerte hombre de enlace, disfrutamos un opíparo y regado almuerzo en
el restaurante Costa Verde, obvia, lógica y justamente pagado por el Estado.
Si con tan claro ejemplo de lo que
significa gestionar, siguen sin entender
de qué se trata, si tuvieran un adarme de vergüenza y/o dignidad, renunciarían
a sus cargos en el término de la distancia.