EL MINISTERIO PÚBLICO Y LA CORRUPCIÓN

(Piura, 13 abril 2018)

Luis Gulman Checa

Siendo la función de tal institución estatal defender la legalidad, los derechos de los ciudadanos y los intereses públicos; es evidente que si sus miembros, los fiscales repartidos a lo largo y ancho del país, fueran personas profesionalmente  idóneas y honestas, el Perú no estaría asolado por la corrupción que, desde décadas atrás, campa sin medida ni control.

Me refiero, se comprende, a la gran corrupción, la de cuello y corbata, por cuanto nadie en su sano juicio pretendería que funcionarios de tan alto rango anduvieran por calles y plazas atrapando “carteristas”, “arañeros” y/o ladronzuelos de poca monta, tarea que compete a la PNP.

Sin embargo, en honor a la verdad, desde la época del gobierno de la llamada pareja presidencial y hasta pocos días atrás, ambas instituciones, en forma coordinada, han desbaratado grandes organizaciones delincuenciales conformadas por elementos ubicados cerca a la base de la imaginaria pirámide social,  dando con cabecillas e integrantes en la cárcel. La duda que debe asaltar a todos quienes pensando bien pensamos mal, es si el Poder Judicial estará a la altura impartiendo las debidas penas.

Siendo del más elemental sentido común que para eliminar una culebra venenosa el machete se abate tras la cabeza y jamás en la cola, pregunto:

¿Podremos zafarnos de la corrupción si únicamente se combate la perpetrada por  pichiruches mientras dejamos intocada e incólume la REAL, aquella que empieza en la presidencia de la República diseminándose por todo el aparato público tan igual como la sangre oxigena  el cuerpo?

 A la luz de la triste realidad, solo hay dos opciones para calificar a la gran mayoría de integrantes del Ministerio Público: INCAPACES o CORRUPTOS.

¿En qué categoría estaría un fiscal asignado a la capital de una provincia de la sierra si, intempestiva e imparablemente, la ciudad se colmara de vehículos 4 x 4 último modelo como también de edificaciones por doquier sin que el Espíritu Santo se hubiera aparecido repartiendo billetes a diestra y siniestra?

Bajando a la costa, ¿qué pensar de aquel fiscal que constataría que quien accedió a un cargo electivo, con una mano atrás y otra adelante, al igual que AGP, al término de su mandato, obvia pero solapadamente, aparecería dueño de chacras, inmuebles y hasta derrochando recursos en proselitismo?

¡El  MINISTERIO PÚBLICO ES EL RESPONSABLE DE  LA PROLIFERACIÓN DE SEMEJANTE LACRA POR SU ABULIA Y/O CORRUPCIÓN!