TREMENDA
INCOHERENCIA
(Piura, 22 abril 2018)
Luis Gulman Checa
La reciente parafernalia organizada en
conmemoración del vigésimo primer aniversario de la toma de la residencia del embajador del
Japón por un comando de las Fuerzas Armadas, que durante meses estuvo en poder de
terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru - todos
los cuales fueron ajusticiados como correspondía - reteniendo decenas de rehenes liberados con
vida a excepción de uno solo de ellos; analizada a fondo, se trata de una
demostración más de que la confusión se adentra, cada vez más, en nuestras
erráticas y enredadas mentes.
Comparemos estas magnas celebraciones con las
que, anualmente, se llevan a cabo en todo el país conmemorando la gesta del
Gran Almirante - que implicó una grave y costosa derrota para nuestro país - quien,
como corresponde, es recordado/venerado en el territorio patrio a través de monumentos, plazas, avenidas, instituciones
estadios, etc.; además, naturalmente, que su memoria, para muchos peruanos,
está por encima de la pléyade de santos,
vírgenes y cruces adoradas por los
católicos.
¿Quiénes fueron y
dónde están los émulos del Gran Almirante en la recién conmemorada hazaña, que
significó un éxito de categoría mundial para el Perú?
Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, los
gestores y directos responsables de tan fenomenal acción que puso al Perú en los
ojos del mundo entero, se ubican en las antípodas del Gran Almirante,
pues, mientras aquél representa lo mejor y más sublime del Perú, los émulos, prácticamente,
son la hez del país.
¿A qué incoherencia
me refiero?
Es absolutamente
inaceptable, si se conmemora tal efemérides como efectivamente se ha hecho,
ignorar/olvidar/menospreciar a los verdaderos gestores/ideólogos de la misma.
Siendo imposible tapar el sol con un dedo,
es incalificable omitir mencionar/homenajear
a los artífices de tan formidable acción militar. Por ello, si por
razones obvias en la actualidad están en calidad de innombrables, ¿acaso no
es verdad que el más elemental de los sentidos indicaba que lo racional y
conveniente era obviar las
celebraciones?