CÉSAR HINOSTROZA EN MADRID
(Piura, 18 octubre 2018)
Luis Gulman Checa
Ayer
por la noche, distrayéndome con el circo mediático desatado a raíz del viaje
del susodicho a Madrid, dudaba entre reír a carcajadas o echarme a llorar ante
la comprobación irrefutable que el ridículo guía la marcha del Perú.
Empecemos recordando que el fugado era un juez
supremo quien, en referencia al ejercicio de su cargo, preguntó lo siguiente:
¿Quiere que lo deje
libre o le baje la pena?
¿Qué diferenciaría a un sujeto clavándole un
cuchillo en el corazón a una persona débil e indefensa con este juez asesinando
la sagrada institución de la administración de justicia?
Continuando con la comparación, ¿acaso el
criminal del cuchillo no sería, inmediatamente, detenido y encarcelado?
Entonces, si luego de quedar demostrado el crimen de César Hinostroza, continuó libre, campante y contento y, como
fatalmente nuestras fronteras no están amuralladas, salió caminando
tranquilamente rumbo a algún país vecino y voló a Madrid.
Así pues, el juego del gran bonetón desatado
entre el Congreso, el Ejecutivo, el Ministerio Público, el Poder Judicial y
otras instancias, además de avergonzarnos
nos reconfirma que estamos al borde del colapso.
Lo peor es que, imitando a nuestros escolares
del sistema público, no aprendemos ni extraemos conclusiones de hechos pasados
como lo demuestra la actual permanencia en Estados Unidos de Alejandro Toledo,
quien, habiendo proclamado a voz en cuello que se había enriquecido ilícitamente
cuando fue presidente de la República al
reaparecer en el país - ratificando ser además de ratero deficiente mental - realizando
costosas adquisiciones inmobiliarias, no solo continuó libre sino que hasta osó
postular a la presidencia de la República, siendo obvio que su riqueza se
explicaba por el conocido adagio:
Sacristán que tiene
cera, sin tener cerería, de donde pecata mea sino es de la sacristía.
Reconociendo que los extremismos son
nefastos, la situación de los dos delincuentes referidos demuestran sin lugar a
dudas la pertinencia de las detenciones preventivas o privisionales.