POBREZA: ¿ESTUPIDEZ, TEMOR O INQUEBRANTABLE FE?

(Piura, 01 octubre 2018)

Luis Gulman Checa

Antes de entrar en materia, una inocente reflexión: qué  es más trascendente, ¿que la pobreza alcance al 82% de la población en algunas zonas de nuestro departamento o un berrinche del arzobispo porque el SATP le embargó cuentas por morosidad? Respóndase usted, estimado lector, y obtenga sus conclusiones respecto a la balanza usada por algunos medios.

“Correo” de la fecha, en página interior, trae la siguiente información:

La pobreza llega al 82% en algunas zonas de la región.

Las provincias como Ayabaca y Huancabamba registran un elevado índice de pobreza y pobreza extrema. La falta de atención en salud y vías de comunicación dificultan el desarrollo de estos pueblos en la zona norte del país.

Un ejemplo a modo de comparación para explicar la idea del suscrito:

Qué opinión le merecería la actitud de una persona pobre de solemnidad a la que le regalaron un boleto de la Tinka que salió favorecido con un reventón de S/. 10 millones, y se niega, obstinadamente, a cobrarlo.

El supuesto expresado refleja, cabalmente, la actitud de los habitantes de nuestra serranía oponiéndose a la explotación de los riquísimos yacimientos  minerales depositados en el sub suelo de su territorio. Es decir, siendo potencialmente acaudalados por designio de Dios Nuestro Señor (a quien veneran como lo demuestra, por ejemplo, la adoración manifestada al Señor Cautivo de Ayabaca),  desdeñando las enormes riquezas que puso a su disposición,  se mantienen pobres de solemnidad.

Una explicación podría hallarse en la acendrada fe católica que los embarga haciendo honor a la bíblica amenaza que dice: “es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios”. En tal caso, respetando su decisión, en vez de angustiarnos por sus condiciones de vida, deberíamos alegrarnos por cuanto, a mayor sufrimiento en este valle de lágrimas, mayores serán los dones que recibirán en la vida eterna.

Pero, cambiando de cristal, ¿de tratarse que la población está amenazada por una sarta de pícaros y sinvergüenzas a quienes les importa menos que un comino las atroces condiciones de vida de sus “hermanos”, interesándoles, únicamente, mantener el territorio libre de la presencia del Estado, cual zona liberada, para seguir perpetrando sus tropelías, como, por ejemplo, el narcotráfico o la minería ilegal/informal; deberíamos quedar cruzados de brazos o liquidarlos cual perros rabiosos?
Analicemos un caso puntual y concreto relacionado con el proceso electoral a realizarse el próximo día domingo. Me refiero al candidato a gobernador, Leonidas Huayama, quien fuera congresista por Piura (Ayabaca y Huancabamba) de las filas del Partido Nacionalista Peruano de Ollanta Humala que estuvo en el poder, quien no solo está muy lejos de merecer el calificativo de pobre y/o menesteroso, a diferencia de miles de sus exrepresentados, sino que, tanto él como su familia (padre y hermano exalcaldes ) apoyaban, mirando hacia otro lado, la minería ilegal desarrollada en los Ríos Samaniego y Blanco, preguntándonos:

Durante los cinco largos años que calentó curul, ¿se preocupó por desterrar la pobreza endémica de los habitantes de la sierra propugnando la explotación de sus ingentes riquezas minerales, poniendo, por ejemplo, por delante,  la condición que el 100% del canon minero se destinara a desarrollar ambas provincias por un período no menor a los 10 años?

De no haberlo hecho,  ¿cómo tiene la desvergüenza de querer gobernarnos?