RARA CONVIVENCIA: CATOLICISMO Y CORRUPCIÓN
(Piura, 14 octubre 2018)
Luis Gulman Checa
Se me genera un pequeño terremoto cerebral al
percibir que, estando nuestros espíritus embargados por inquebrantable fe
católica: María Auxiliadora, Virgen del Carmen, San Judas Tadeo, Virgen de las
Mercedes, Señor Cautivo de Ayabaca, Señor de los Milagros; paralelamente, la
corrupción se difumina por todos los vericuetos públicos y privados atentando
contra nuestro propio bienestar, llevándome a inquirirme lo siguiente:
Siendo tan firmes,
sólida y mayoritariamente seguidores de la fe de Cristo, ¿de dónde diablos sale
tanto ladrón?
Lo pregunto al ser impensable que un católico
- de los que confiesan, comulgan y cumplen dominicalmente con asistir a misa -
sea capaz de robar ni un mísero centavo cuando accede a un cargo, generalmente
público aunque también sucede en el sector privado, por cuanto ello sería
determinante para que la vida eterna le sea un calvario/sufrimiento interminable
al lado del pestífero satanás.
Siendo lo afirmado indiscutible, habría dos explicaciones al respecto: 1)
Muchos “católicos” son farsantes pasando por la vida “dándose golpes de pecho”
y, simultáneamente, robando, estafando y rapiñando tanto al prójimo de a pie,
incluidos parientes o personas relacionadas, como a las arcas públicas cuando acceden a
desempeñar un cargo en el Estado o, 2) Por alguna desgraciada/inexplicable
circunstancia, los católicos auténticos jamás acceden a cargos en los que se administra
dinero ajeno.
Para aumentar nuestro desconcierto,
constatamos la difuminación de la línea divisoria entre lo divino y lo mundano,
con informaciones dando cuenta que representantes de Cristo en la tierra,
quienes sería de esperar debieran mantenerse en un plano superior respecto a
las personas comunes y corrientes, dejan de lado su investidura enzarzándose en
reales pleitos de comadres, como se desprende de la siguiente información:
El arzobispo denuncia
por difamación a la periodista Paola Ugaz.
No sé qué pensará usted, estimado lector,
pero para mí es absolutamente inaceptable que quienes guían y tutelan nuestra
vida espiritual (la realmente valiosa), desciendan a transitar por las sendas mundanas.
¿Por qué? Por cuanto, si van a dedicarse a actividades relacionadas con la
política y/o la economía, ¿quién se ocupará de cuidar la grey así como los
pastores se preocupan por el bienestar de sus ovejas?
¿No será tal
deterioro el origen del auge de la corrupción?