DANIEL URRESTI: INOCENCIA ESPERADA
(Piura, 04 octubre 2018)
Luis Gulman Checa
El sistema de justicia, tras la atroz
chambonada de la víspera declarando nulo el indulto concedido por el presidente
de la República a Alberto Fujimori, el día de hoy, tal y como si las salas se
hubieran puesto de acuerdo para que la opinión pública (pensante y racional)
pase del desencanto al optimismo respecto a lo que le inspira tan vapuleada
instancia; como era previsible, declaró inocente a Daniel Urresti por el
asesinato de un periodista ayacuchano TREINTA AÑOS ATRÁS.
¿Acaso estoy diciendo que pondría las manos
al fuego avalando la inocencia de Urresti? Sería una locura por las siguientes razones:
·
Jamás
he ido a Ayacucho.
·
Jamás
he visto, en vivo y en directo, a Urresti.
·
No
tengo idea “con qué pie pateaba” el occiso.
·
Nunca
asistí a audiencia alguna del interminable proceso.
En consecuencia, no dispongo de prueba ni indicio
material alguno demostrativo de su inocencia. Sin embargo, habida cuenta que
muchos años atrás la justicia ya se había pronunciado sobre este crimen
condenando a los culpables; no solo debe llamar la atención que, transcurrido
buen tiempo, ante la aparición de nuevos testigos, el asunto se reabra
con el obvio propósito de flagelar a Daniel Urresti.
Además, no podemos
olvidar aquél formidable aserto:
Justicia que tarde no
es justicia.
Digresión:
Es inadmisible la selectividad de la
justicia, pues, mientras en el caso citado se prestó oídos prontamente a los
flamantes denunciantes, usualmente, como en el caso de exgobernantes, que
siguen orondos y contentos a pesar de innumerables creíbles y demostradas
imputaciones en su contra, la justicia continúa ciega, sorda y muda. ¿Por qué,
a veces sí, a veces no?
Dios no quiera que aparezcan opinólogos quienes,
respaldando el fallo judicial anulando
el justo indulto concedido por PPK a AFF; paralelamente, descalifiquen acusando
de vendidos a quienes liberaron a Urresti.
Cuando transcurrían las horas y la suerte de
Urresti seguía pendiendo de un hilo mientras se daba lectura a tan fantasmal
sentencia durante más de 04 horas, me
vino a la mente el sistema norteamericano donde la determinación la toma el
jurado, cuya sentencia, en casos como éste, se reduce a una palabra: Culpable o
inocente. No hay duda que tenemos mucho que aprender.
Reflexión final:
Con tanto
delincuente, mal nacido y ladrón campando actualmente a su gusto atentando
contra la vida, salud y desarrollo de los peruanos cuando saquean el erario, ¿hasta cuándo vamos a seguir “sacándonos los
ojos”, aparentando administrar justicia, persiguiendo a supuestos criminales
quienes, ellos sí, estuvieron en la candela cuando las papas quemaban?