¿DESCUBRIENDO LA PÓLVORA?
(Piura, 09 enero 2019)
Luis Gulman Checa
La portada de la edición de “El Tiempo” de la
fecha apareció con gran fotografía del flamante alcalde provincial de Piura haciendo
pública una información inédita y absolutamente desconocida
(?) para todos los vivientes piuranos:
“En Piura hay
desorden y mafias por todos lados”
¡Gracias Señor por
habernos bendecido con una autoridad aguda y sagaz que, rapidito, tomo
consciencia de algunas de las lacras que nos afectan y que, en atención a su
rectitud y honradez, erradicará en el
curso de su gestión!
Vayamos desgranando/analizando de a pocos y
con calma tal declaración.
Es de suponer que una persona digna que se
cree idónea para desempeñar un cargo público como el de alcalde (caso del
suscrito que el año 2010 postuló a la presidencia del GRP, habiendo sido el
ÚNICO candidato que anunció, con nombres, apellidos y DNI, las personas que
asumirían los más importantes cargos en su administración teniendo definidas sus líneas de acción), tan
luego hubiera tomado la decisión, tendría que haber armado tanto su equipo
de gobierno como el programa/medidas que implementaría, desde el primer día, para
higienizar la entidad y guiarla, con mano firme y segura, al NORTE anhelado.
Entonces, si el citado alcalde, transcurrida
más de una semana en el cargo, logra gran cobertura mediática para expresar
tremendo “refrito”, ya podemos ir temiendo que nuestro futuro nos deparará más
de lo mismo, es decir, las lacras señaladas por la autoridad no solo continuarán gozando
de buena salud sino que, a costa de nuestra desgracia, engordarán.
Para empeorar el panorama, en página interior
la autoridad, inocente, cándida y ridículamente, expresa lo siguiente:
“Encontramos a Piura
con mafias por todos lados, sucia y desordenada”
Ratificando lo opinado por el suscrito
oportunamente, respecto a que los alcaldes deben ser personas ligadas con el
entorno, es decir, nacidas y criadas en la tierra que aspiran gobernar y, también,
confirmando el aserto que dice el
pez por la boca muere, al decir “encontramos” está aceptando que es un
foráneo/intruso (como el saliente alcalde de Castilla) que recién apareció por
acá y los piuranos, fieles a su proverbial desapego a lo suyo, eligieron.
No obstante el pesimismo mostrado en las
líneas precedentes, no debemos perder la fe en que, tan luego el fabuloso
potencial, de todo orden, acumulado tanto en la Universidad de Piura como en el
Opus Dei, que apoyaron a la autoridad en el curso de su campaña, empiecen a
orientar su gestión, el despegue de Piura
será indetenible hasta lograr el soñado calificativo de ciudad auténtica y
vivible, desterrando, para siempre, las características de villorrio del quinto
mundo en el que ahora estamos inmersos.