APOYEMOS A NUESTRO ALCALDE

(Piura, 31 enero 2019)

Luis Gulman Checa

Ahora, cuando el flamante alcalde de Piura recién decidió vestir el overol para fajarse con todo en el desempeño de la tarea que él mismo buscó y, confiando que habrá descartado definitivamente tanto sus inexplicables afanes intervencionistas en la Caja Municipal como sus poses de divo y/o personaje de abolengo, creyendo que su presencia implicaría la automática liberación del policía Elvis Miranda; al estar enfrentando a la auténtica lacra que asola a la municipalidad y a los piuranos en general: la abundante y malsana burocracia que tiene capturada la municipalidad, merece el apoyo de la comunidad.

Siendo plenamente consciente que mi prédica es inconveniente e impopular al atentar contra el bienestar y comodidad de un pequeño grupo de personas (las que sobran en la planilla de la MPP), lamentablemente, en atención al aserto que dice “Es imposible preparar tortillas sin reventar los cascarones de los huevos”;  nuestra maltratada y abusada ciudad no enrumbará  hacia el progreso  sin adecentar, previamente, el organismo encargado de guiarla.

Es absolutamente inaceptable que habiendo recién asumido la nueva administración, los obreros encargados de mantener limpia y presentable la ciudad, amenacen, poniéndole una pistola en el pecho, figurativamente, a la flamante autoridad, por asuntos relacionados  al vil metal.

Reflexionemos:

Si a estos servidores nuestros les importa menos que un comino que vivamos rodeados de pestilente y contaminante basura, ¿qué nos importaría si los echan a la calle, como merecerían?

En contraposición a la malsana y populista prédica en contra de ceder en concesión la prestación de servicios públicos, como el recojo de la basura y tantos otros, si de mí dependiera, siguiendo el ejemplo que nos da el sector privado; el personal municipal no pasaría de 100 personas encargadas de supervisar el fiel cumplimiento de los contratos/convenios suscritos con los diversos concesionarios.

Asimismo, en atención a otro aserto: “El ladrón juzga por su condición”, lo único que revelan quienes se oponen a tan obvio y lógico camino al desarrollo, son quienes, si fueran las autoridades encargadas de conducir las concesiones, en vez de buscar las condiciones más  favorables para la comunidad, priorizarían, corruptamente, engordar sus asquerosos bolsillos.