INFORME PARA HACERNOS MEDITAR
(Piura, 11 enero 2019)
Luis Gulman Checa
Una vez más se oyen voces de alarma respecto a
las pésimas condiciones en que se encuentran las infraestructuras de riego de
la Colonización San Lorenzo. Esta vez, “El Tiempo”, en su edición del día de
ayer, publicó el siguiente informe acompañado de fotografías aterradoras:
Sistema de irrigación
de San Lorenzo, en abandono y en peligro de colapso.
Los canales Yuscay, Tablazo y Quiroz están afectados y el
túnel Culqui presenta grietas.
Nadie, en su sano juicio, se atrevería a
negar que la infraestructura de riego de la Colonización se encuentra tal y
como sí, figurativamente y para formarnos una idea del desastre, hubiera sido
asolada por los chilenos tan igual como saquearon y arrasaron nuestro país el
siglo antepasado. Así, pues, los daños claramente revelados en las fotografías
no dejan lugar a la menor duda:
¡San Lorenzo se
encuentra al borde del colapso!
Así las cosas, no solo es necesario adoptar
medidas tendentes a arreglar tremendo descalabro sino también, imprescindiblemente,
auscultar/analizar el pasado para evitar perpetrar en el futuro los mismos
errores que posibilitaron la virtual destrucción de la citada infraestructura.
Para comenzar, debemos dejar de lado
explicaciones pueriles, infantiles y falsas al extremo como, por ejemplo, en
siguiente recuadro del informe:
4 fenómenos de El
Niño.
San Lorenzo ha resistido el embate de la naturaleza en
los años 1972, 1983, 1998 y 2017.
¿Acaso se pretende
culpar a tales lluvias de la atroz destrucción?
Con franqueza y respeto, invoco a los medios
a proclamar la verdad y no medias verdades, equivalentes a atroces, vulgares y
perniciosdas mentiras.
La principal, para no decir única, razón de
la citada destrucción ha sido la incalificable negligencia de no haberle
dispensado el imprescindible MANTENIMIENTO a las infraestructuras como, sin
lugar a la menor duda, debió
establecerlo el contratista cuando entregó la obra.
Señalaré una situación de la vida ligada al
suscrito desvirtuando, radicalmente, el absurdo y pueril argumento de culpar a las lluvias de tal destrucción.
El año de 1974 tomé posesión de un inmueble
que, el año de 1970, a raíz del terremoto con epicentro en Querecotillo, fue
desocupado por la Corte Superior de Justicia por inhabitable y en peligro de
colapsar, el cual, por lo demás, tenía tantos años de construido como
Matusalén.
No solo soportó las mismas lluvias señaladas
por el diario como destructoras de San Lorenzo sino que, para peor, el año de
1972 estuvo tirado y abandonado sin que nadie se preocupara de defenderlo de
las ¿atroces? precipitaciones de tal año.
El 2017, no solo soportó el chubasco del
cielo sino que, por punible incompetencia
de las autoridades (i) responsables, fue inundado por las aguas del río Piura
en el 50% de su área hacia el malecón Eguiguren.
Pregunta del millón de dólares:
¿Se encuentra ahora,
destruido y colapsado como la infraestructura de San Lorenzo o, por lo
contrario, luce espléndido y mayestático cual estatua de La Libertad?
Está en magnífico estado dispuesto y listo a
soportar cuantos auténticos FEN tenga a bien descargar la naturaleza sobre nosotros.
¿Por qué sucederá tal cosa?
Por cuanto siempre
recibió perfecto y oportuno MANTENIMIENTO.
Reitero receta para San Lorenzo:
Ceder la infraestructura a un operador privado para
rehabilitarla, operarla y mantenerla, resarciéndose a través de cobrar una
tarifa justa y adecuada por el agua
entregada. (*)
(*) Copia y calco de las carreteras
entregadas en concesión.