¿QUIÉN NOS PROTEGE DE CONTRALORÍA?

(Piura, 09 enero 2019)

Luis Gulman Checa

No sé si reír o llorar cuando el día de hoy, transcurridos 34 meses del daño ocasionado al Sifón Samán por la inusitada descarga de la quebrada del mismo nombre, en el valle del Chira, recién, la inefable e indescriptible Contraloría General dela República, supuestamente, guardiana celosa y oportuna del buen uso de los recursos del erario;  saca a la luz que, en las medidas de emergencia   adoptadas para restituir, parcial y provisionalmente, el servicio en dicha estructura, los funcionarios responsables ocasionaron a la entidad, el PECHP, un perjuicio superior a los S/. 240,000.

Sin embargo, creo que más grave que semejante disparatada conclusión, sin duda debido a inexperiencia e ineptitud de los funcionarios que arribaron a la misma; es el hecho que los medios, cual loras que repiten cualquier disparate, no dudan en airearlo a los cuatro vientos tal y como si fueran bulas papales.

Es sabido que se peca tanto por acción como por omisión. Así, siendo el caso referido un  pecado por acción perpetrado por Contraloría,  habida cuenta que no se produjo ninguna irregularidad en la citada tarea de emergencia; reiteraré dos casos concretos y visibles en los que el cacareado y sobre estimado ÓRGANO DE CONTROL, ha pecado por grave y punible omisión.

Primero:

La “Obra” de instalación del sistema de desagüe en el exbalneario (devenido en pueblo joven) “La Esmeralda”,  a cargo de la municipalidad distrital de pueblo Nuevo de Colán, la que, como es obvio y patente, insumió X cantidad de dinero y no solo no se concluyó quedando tirada y abandonada sino que, para peor, era absolutamente imposible de ejecutar, tan igual como el contrato suscrito por la administración  de César Trelles Lara con Camargo Correa para la primera etapa del Alto Piura. Sin embargo, el silencio, punible, vergonzoso y hasta sospechoso de Contraloría ante semejante clarísimo latrocinio,  revela  que, así como acaba de dictaminarlo la flamante Fiscal de la Nación para su entidad, también requiere una urgente y radical reestructuración.

Segundo:

El clarísimo asalto al erario reflejado en la existencia de dos entidades en el seno del GRP: El PECHP y el PEIHAP, lo que no solo viola  claro dispositivo promulgado el año 1992, obligando a unificarlos - lo que los lambayecanos cumplieron de inmediato uniendo los proyectos Olmos y Tinajones -, sino que atenta contra el más elemental sentido común por cuanto, el Alto Piura, desde que obtuvo su partida de nacimiento con el Estudio de Factibilidad a cargo del PECHP y realizado por la asociación Tahal - Ascosesa, era, para cualquiera con dos dedos de frente, la IV Etapa del PECHP.

En este caso, el latrocinio se agiganta por cuanto, ratificando que la corrupción e impunidad imperan en Piura, por decisión de César Trelles, mantenida y conservada ¿convenientemente? por quienes lo sucedieron, las dietas que perciben los integrantes de ambos Consejos Directivos (cargos antaño ejercidos en calidad de ad honorem), son elevadísimas significando un real asalto a los recursos del GRP.

Pregunta final y pertinente:

En vista que Contraloría, una vez más, incumple flagrantemente su función no disponiendo la corrección de tamaño despropósito, ¿lo hará el flamante Gobernador o, por lo contrario, imitará a sus antecesores dejando esa “ventana abierta” para meter dinero  a los bolsillos de una docena de los suyos?