¿JABÓN Y RACISMO?
(Piura, 09 enero 2020)
Luis Gulman Checa
Un reciente hecho en un set televisivo al
término de un debate entre dos aspirantes por Lima para integrar el Congreso a
elegirse en pocos días, culminó con un gesto inusual y, creo, inédito: uno de
los participantes se acercó al rival y, amablemente, sin aspavientos ni
precisar la razón por la que lo hacía, le obsequió dos jabones (se entiende
útiles para enjabonarse en la ducha).
Jamás se me ocurriría aprobar la citada actitud
y, sin la menor duda, el gesto servirá para que el autor obtenga, quizá, solo
los votos de algunos familiares. Sin embargo, lo que me ha desconcertado es que
la reacción generalizada de medios y
opinantes ha sido calificar tal acto como racista, término aplicado a personas
que creen que la calidad humana depende
del color de piel.
Probablemente la reacción generalizada se deba
a que, mientras el perpetrador era de raza blanca, el receptor
del obsequio tenía la piel oscurecida. Sin embargo, deberíamos
reflexionar que el jabón es un bien
imprescindible e inestimable por cuanto, luego de usarlo, los seres humanos,
sean del color que fuera y estén ubicados aquí o en la Cochinchina, se sienten
de maravilla.
La citada reacción tendría que llevarnos a
concluir que, mientras para los opinantes los blancos son per se limpios y aseados haciendo uso permanente del jabón, quienes
no tienen la piel tan clara como ellos
congénitamente no son proclives al aseo y circulan por el mundo,
figurativamente, oliendo a diablos.
¿Acaso, quien recibió el obsequio, era un reconocido integrante de esta
categoría de pestíferos ambulantes, en cuyo caso el obsequio hubiera sido
apropiado y oportuno? No tengo la menor idea al respecto, pero, si así fuera,
el regalo hubiera estado en caja.
Aumentando lo extraño de asociar jabón y
racismo, como en el caso presente, dando a entender que los blancos son limpios
y el resto sucios/asquerosos, la vida y la experiencia nos dice todo lo
contrario por cuanto es un hecho, sufrido y comprobado por muchos de nosotros,
que hay infinidad de blancos, rubios, arios (el ideal del Fuhrer) que circulan
por el mundo dejando a su paso un ambiente irrespirable.
Personalmente me inclino a creer que la
donación sí se originó en el aspecto del ¿agredido? aunque no en su falta de
higiene, razón por la que el justamente vilipendiado donante erró al escoger el
regalo: tijeras y máquina de afeitar.
¿Podría calificarse de racista a una persona
por regalar litros de lejía (en el supuesto que fuera útil para borrar
tatuajes) a futbolistas que han estigmatizado sus cuerpos, habiendo entre ellos
de todas las razas y colores?