INVENTANDO CRISIS
(Piura, 21 octubre 2017)
Luis Gulman Checa

Tremenda batahola han armado los medios difundiendo pronunciamientos y amenazas, proferidos por incalificables integrantes de la recua, contra el SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA  por zurrarse en la circense y torva comisión Lava Jato del, fatalmente, desacreditado Congreso.    
                       
Sería de suponer que quienes se ofrecen para integrar el Congreso son personas cultas, leídas y razonablemente inteligentes,  habida cuenta que la tarea que asumirían, de ser elegidas, sería fundamental para el progreso y desarrollo del Perú y los peruanos.
Sin embargo, desde años atrás, venimos constatando que la realidad dista mucho de ello por la enorme vergüenza que nos generan tantos “congresistas” que, en honor a la verdad, quizá hubieran podido desempeñarse como guachimanes o mediocres amas de casa, según el sexo.
El asunto se torna más serio por cuanto, a diferencia de antaño, cada uno  tiene a su disposición oficina propia y equipo personal de asesores los que, se supondría, si su jefe fuera analfabeto y/o  inculto, debería guiarlo y orientarlo para que no rebuzne ni meta las cuatro.
Lo deprimente y preocupante es que la crisis inventada porque  el PRESIDENTE mandó a rodar a tal comisión, está sacando a la luz la presencia de otras graves y auténticas crisis:
·         La ignorancia, banalidad y oportunismo para llenar cuartillas y proferir sandeces, ha invadido los medios que dejaron de lado su auténtica responsabilidad de educar e informar con la verdad.

·         Los equipos de asesores de los “congresistas” están conformados por ignorantes y/o irresponsables, por no ilustrar, debida y legalmente, a sus asesorados.

Señores representantes de los medios aupados al circo/zoológico en que devino el Congreso y, también, señores “asesores”, lean la Constitución y documéntense respecto de las prerrogativas que la misma le confiere al PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, entre ellas, absoluta inmunidad, salvo, por ejemplo, que se le demuestre haber perpetrado el delito de traición a la patria.



 El presidente es jefe del Ejecutivo, jefe de Estado y quien personifica a la nación. Por eso está protegido por la misma Constitución, por lo que no puede ser válidamente emplazado, citado, invitado, encausado, investigado, acusado o procesado por causa de cualquier índole y con cualquier pretensión o petitorio, sea civil, penal, constitucional, político, administrativo, agrario, laboral, etc. Ni tampoco por causas prejudiciales (atestados, indagaciones, investigaciones, etc., cualquiera sea la autoridad que lo tenga a su cargo) (*)

(*) Columna de Aníbal Quiroga León publicada en “El Comercio” del 20 octubre 2017.