LA IGLESIA DE COLÁN

(Piura, 04 octubre 2017)

Luis Gulman Checa

Destacable y oportuna precisión formulada por la representante del ministerio de Cultura, según edición de “Correo” de la fecha, respecto a quién debe asumir el mantenimiento de la iglesia ubicada en San Lucas de Colán, la primera construida por los españoles en Sudamérica.

Mantenimiento de los monumentos  y de los inmuebles o zonas monumentales recae en propietarios.

Dirección de Cultura dice que iglesia de Colán se encuentra bajo custodia de Arzobispado al ser propiedad de la Iglesia católica.

¿Acaso alguna vez se puso en marcha alguna campaña para que el Estado financie obras de rehabilitación o mantenimiento, por ejemplo, en la catedral de Piura o la iglesia San Francisco?

Llama la atención que, periódicamente, se difunda información referida al mal estado que presenta la iglesia de Colán (con lo cual discrepo),  como también a la escasez de recursos para mantenerla como es debido, solicitando financiamiento público, hecho que, claramente, llevaría a perpetrar delito de peculado a la autoridad que atendiera tal pedido.

Si bien es verdad que la religión católica es la mayoritaria en el Perú, también lo es  que, además de ser un país en el que impera la libertad de consciencia y de religión, se han difundido muchas otras confesiones distintas  a la católica que, como ella, también cuentan con sus propios templos. Entonces, si el Estado dispensara recursos del erario al catolicismo, ¿acaso las demás confesiones no   tendrían pleno derecho a exigir igual tratamiento? Sin  ir muy lejos, en el mismo poblado de San Lucas de Colán, en los últimos tiempos, aparecieron templos de dos o tres confesiones distintas a la católica.

En realidad, si los católicos de estos lares aprendiéramos de los del hemisferio norte, donde real y efectivamente se aporta el diezmo mensual y obligatorio a su iglesia, habría dinero a raudales para mantener tan hermoso templo en perfectas condiciones asegurándole 500 o 1,000 años de existencia. ¿Cómo?

Bastaría y sobraría  con que cada uno de los veraneantes propietarios de inmuebles   aportaran S/. 100.00 mensuales para tal fin.


Salvo que, en el balneario, no haya católicos auténticos dispuestos a contribuir con tan modesta suma dado su evidente status económico.