NUEVA ZELANDA: IDÍLICO PAÍS
(Piura, 19 octubre 2017)
Luis Gulman Checa
El fútbol hizo posar nuestra mirada en tan
lejano, insular, pequeño y paradisíaco país, generándonos profunda y sana
envidia al informarnos tanto de su altísimo nivel de desarrollo como de la
formidable calidad de vida de sus ciudadanos.
Personalmente tomé real conocimiento de ello
luego de leer una columna de Carlos Parodi en la edición de “Perú.21” del
pasado martes. Me impactó enterarme que esa pequeña mancha perdida en el océano
era la decimotercera economía mundial. Me pregunto: ¿se habrá equivocado el
señor Parodi?
Sin embargo, más me impactó enterarme que es el país líder en el mundo en
el comportamiento ético de las empresas, condición fundamental para cerrarle la
puerta a las malditas coimas/corrupción - lacra que tiene a nuestro país al
borde del colapso -, ostentando el segundo lugar en el cuadro de méritos del comportamiento ajustado
a la ética y a la moral, quizá tras un país nórdico.
Ante tal realidad, lo natural es preguntarnos
porqué nuestro país se ubica en las antípodas de Nueva Zelanda, considerando
tanto nuestras potencialidades como riquezas naturales. Lamentablemente, la
respuesta es corta y descorazonadora:
Ellos son
neozelandeses (90% británicos) y nosotros peruanos.
Así, olvidándonos del número de habitantes y
haciendo una abstracción, vayamos imaginando como serían ambos países dentro de
30 años si, mañana mismo, los peruanos
fuéramos allá y ellos ocuparan el
nuestro.
El Perú se habría
convertido en la Suiza de Sudamérica y Nueva Zelanda en unos islotes
invivibles.
Ahora que la fe católica está en su máximo
esplendor por la festividad del Señor de los Milagros - ante la que se postran
todos nuestros gobernantes y, algunos, hipócritamente, hasta se disfrazan con
el hábito morado y cargan el anda -, debiéramos plantearnos algunas reflexiones
que revelarían lo contradictorio de nuestra conducta, pues, mientras de un lado
nos pasamos el año, a lo largo y ancho del país, haciendo gala de nuestra profunda
fe católica homenajeando vírgenes, santos e innumerables versiones de nuestro
Señor Jesucristo, paralelamente, nos zurramos en el mandato fundacional de
nuestra iglesia: los Diez Mandamientos:
·
Sétimo: NO ROBARÁS
·
Octavo: NO DARÁS FALSOS TESTIMONIOS
·
Décimo: NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS