PIURA: CIUDAD CIVILIZADA POR UN DÍA
(Piura, 23 octubre 2017)
Luis Gulman Checa
¡Ojalá todos los días
fueran como el maravilloso vivido ayer!
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Milagrosamente
ni un solo bocinazo alteró muestra tranquilidad.
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Nos libramos de los deficientes mentales
conduciendo vehículos con escape libre atronando el espacio y asordando a los desamparados
e inocentes ciudadanos.
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No
fuimos agredidos por las escalofriantes, desagradables y perturbadoras alarmas
instaladas inútilmente en infinidad de vehículos por personas seguidoras de “Vicente”
(¿Dónde
va Vicente? Donde va la gente), es decir, sin criterio
propio y convirtiéndose, figurativamente, en uno más de los roedores que fueron
tras el flautista.
·
La
inmovilidad propició, gracias a Dios, que las iglesias, fieles y fanáticos
permanecieran recluidos y silenciosos, librándonos, por ejemplo, del atroz
bombardeo con el que fuimos agredidos el sábado con ocasión de conmemorarse el
aniversario de San Hilarión, quien, a contrapelo del escándalo armado por sus
fieles piuranos (a pesar que vivió entre Palestina, Egipto, Sicilia y Creta
entre el 291 y 372)), odió el escándalo
y figuración entregándose, en cuerpo y alma, a servir a Dios sumido en la
pobreza, el SILENCIO y el
ostracismo.
Aunque no me consta pero me lo han contado varios amigos,
¿puede usted creer, estimado lector, que en el mundo realmente civilizado (del
cual nos alejamos cada vez más como lo demuestra que, motu proprio, nos hemos
puesto en manos de la recua) todos los días transcurren
como el que vivimos ayer en nuestra ciudad?
¿Cuál será la diferencia substancial entre una ciudad
civilizada y nuestra cada vez más invivible Piura?
Que la civilidad conlleva el respeto y
consideración de los seres humanos hacia el prójimo, mientras que, en ciudades
como la cada vez más venida a menos Piura, una enorme cantidad de personas,
literalmente, se zurra en las cabezas y derechos de sus con ciudadanos.
Rodrigo Duterte:
¿Podrías tener la amabilidad de clonarte
y enviarnos tu émulo?