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¿MERCADO MODELO?
(Piura, 09 noviembre 2018)
Luis Gulman Checa
LO?
Ayer, cuando anochecía, fui al “Mercado
Modelo” de Piura y el caos imperante era inimaginable y confirmatorio de que
nuestra ciudad cada día se torna menos vivible al estarse imponiendo la ley de
la selva, expresión usada para describir
la vulneración de todas las normas
vigentes debido a dos circunstancias
imprescindibles: 1) La absoluta carencia de cultura y/o educación y/o sentido
común de buena parte de la población y
2) La inexistencia de toda clase de
autoridad.
Digresión:
Constantemente me pregunto si los ciudadanos
de un país auténtico como, por ejemplo Suiza, continuarían comportándose
civilizadamente si la policía y todas las instancias que controlan el orden
público se declararan en huelga
indefinida o, imitando a quienes habitan el quinto mundo, saldrían
desenfrenados a las calles zurrándose en cuanta norma regula su apacible y ordenada
existencia, como en Lima el 05 febrero de 1975.
Sin embargo, en atención a que la tierra
sigue girando y nuestra vida desenvolviéndose a pesar de tan nefastas y
deprimentes contingencias, reflexioné
respecto a cómo me sentiría si hubiera recaído en mí la responsabilidad de
asumir el cargo de alcalde provincial de Piura a partir del próximo 1° de enero,
concluyendo que recurriría a cualquier argucia legal para declinar. ¿Por qué?
Por la simple razón que veo como tarea
digna de Hércules convertir a Piura,
antaño ordenada, pulcra y vivible, en una ciudad donde el orden y el respeto vuelvan a imperar..
Obvia y naturalmente la opinión de alguien
con tantos años a cuestas debe tomarse con pinzas por cuanto quien asuma tamaña responsabilidad
será una persona joven y llena de
energía, con experiencia en gestión pública y, esperemos así sea, asesorada por
distinguidos docentes de su alma máter
súper expertos en temas directamente relacionados con los peores males que nos
asolan: el caos del transporte y el desmadre administrativo en la MPP.
No obstante, si mi optimismo fuera defraudado
y, finalmente, para nuestra desgracia y desencanto, la futura administración municipal
resultara una más intrascendente y reveladora de que los intereses de los
elegidos no tenían nada que ver con el indómito afán de abocarse a transformar
la ciudad, sino, fatalmente, en asegurarse cómodos y seguros ingresos
económicos por el lapso de cuatro años; ya podríamos ir encomendándonos al
Altísimo por cuanto en el futuro cercano sería imposible la circulación de
vehículos porque calles y avenidas estarían saturadas de motocicletas,
mototaxis, taxis en ruinas y, para peor, el 80% sin luces, lo que nos haría
vivir en la tierra bajo las condiciones que deben imperar en el infierno.
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