POBRE PERÚ: DE TALARA A CHINCHERO

(Piura, 11 noviembre 2018)

Luis Gulman Checa

¿Cómo va a salir adelante nuestro maltratado, vapuleado y saqueado país por quienes, se supone, deberían ser sus pulcros, claros y serios conductores si, ante nuestra  generalizada indiferencia, siguen produciéndose burdos asaltos  al erario, como, por ejemplo, la Modernización de la Refinería de Talara o la construcción de un nuevo aeropuerto para el Cusco en Chinchero?

Ambos “proyectos” comparten la misma insalvable falla de origen, pues, mientras en el primer caso hace rato pasó la misa de una de la tarde porque no solo el petróleo casi se agotó sino que las refinerías sobran en el mundo; en el caso de Chinchero: ¿qué objeto tiene construir un tremendo aeropuerto para llevar gente a una zona donde cada vez se limita más el acceso a los turistas?

Lo acaecido en Talara es patético y un baldón para los piuranos porque permitimos tremendo despilfarro tal y como se nos estuviera haciendo un gran obsequió cuando, con una fracción del dinero tirado y/o robado hubiéramos podido potenciar nuestra agricultura hasta la estratósfera. ¿Cómo? Por ejemplo, dotando de riego tecnificado y cultivos de alta productividad y rentabilidad, el 100% del área de Cieneguillo y la Colonización San Lorenzo.

El caso de Chinchero, agravado por recientes declaraciones del mandatario afirmando que, llueva o truene, durante su mandato será construido, es para ponernos los pelos de punta por una de dos razones principales: 1)  Nada habría cambiado y el erario continuaría siendo considerado un botín o 2) El mandatario se dejó embobar por la bella pero fatal dama llamada demagogia.

Recordemos el inicio del fin de PPK, la adenda firmada con Kuntur Wasi, el consorcio que, a través de una Asociación Público Privada, se encargaría de construir y operar Chinchero. En aquellos días Nicholas Asheshov publicó en “Caretas” un artículo demoledor contra tal pretensión analizando al detalle los intríngulis, tratas, contubernios, apetitos inconfesables y demás aderezos inmersos en tal pretensión la cual, no lo olvidemos, obtuvo su partida de nacimiento cuando gobernaba Cusco  Coco Acurio quien pagó US $ 70 millones por un terreno de 330 hectáreas,  hecho que, hasta para un descerebrado, fue una colosal estafa/robo al erario.

NA, en su clarísimo artículo, precisó que el actual aeropuerto del Cusco, magníficamente ubicado, con una mínima inversión sería modernizado incrementando, moderada y suficientemente, su capacidad, agregando también que quienes impulsaban frenéticamente la iniciativa eran los “buitres”, de dos piernas, relamiéndose pensando en los sucios dineros a embolsicarse traficando con el amplio terreno que quedaría baldío.

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