FUE LA SOBERBIA
(Piura, 19 noviembre 2018)
Luis Gulman Checa
Me refiero a lo que motivó a AGP a venir desde
Madrid para atender una citación del
fiscal José Domingo Pérez creyendo, errada e inocentemente, que sería una más de las decenas a las que había
acudido, como muy bien se relamía repitiendo, dando a entender que él, como el
hombre de acero, era indestructible e impenetrable.
Sin embargo, en atención al sabio aserto que
dice: no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, el fiscal
contaba con nuevos indicios que le permitieron postergar el interrogatorio
solicitando de inmediato al juzgado correspondiente su impedimento de salida
del país por de 18 meses.
Para satisfacción de
la inmensa mayoría de peruanos, el imputado reaccionó magnífica y admirablemente
tan luego el pedido fue aceptado:
Me allano
absolutamente al pedido fiscal y decisión judicial. Encantado de permanecer en
mi país hasta que el asunto quede perfectamente aclarado. Como no la debo ni la
temo.Me abocaré a trabajar en pro de reconstruir el Apra. (*)
Resaltable actitud imitando los dignos
antecedentes marcados por otras personalidades quienes, poco tiempo atrás,
soportaron situaciones mucho más duras y amargas al ser recluidas en penales
como Ollanta y su esposa Nadine y, también, más recientemente, Keiko Fujimori y
varias otras personas de su entorno cercano, ninguna de las cuales hizo el
mínimo intento por sacarle el cuerpo a tales decisiones judiciales.
Sin embargo, a las pocas horas de tan
rotundas y altisonantes declaraciones, el hombre de ace.., perdón, AGP, cual
conejo perseguido por una jauría de perros hambrientos, se apersonó a la residencia
del embajador de la República Oriental del Uruguay solicitando asilo político.
¿Será posible, me pregunto, que AGP se haya
sentido el Haya de los 50 del siglo
pasado cuando el gobierno de Odría, real y efectivamente había desatado una
cacería brutal y despiadado contra el partido aprista con Haya de la Torre como
primera y principal presa a capturar?
Pena y vergüenza asolaron mi espíritu tan
luego tomé conocimiento de tan triste y lamentable decisión, pues, al fin y al
cabo, esta persona que nos traicionó arteramente también contó con mi voto
cuando alcanzó el poder. No obstante, pienso que queda un resquicio por el que
podría aparecer una tenue luz que abriría la posibilidad de un renacer del
aprismo:
Que alguno de los
presos/encauzados que aún guardan silencio, decida, poniendo por delante el
bien tanto del partido como del país entero, ABRIR LA BOCA DICIENDO TODO LO QUE
SABE.
(*) ¿Acaso Atila hubiera
podido reconstruir los territorios que asoló?