SOBRE CONFERENCIAS Y HONORARIOS
(Piura, 20 noviembre 2018)
Luis Gulman Checa
No olvidemos que el fenomenal despelote
desatado en el Perú a raíz de la incalificable decisión de AGP de refugiarse en
la residencia del embajador de la República Oriental del Uruguay en San Isidro,
Lima, solicitando asilo político; tuvo su partida de nacimiento en la
revelación de un honorario pagado al imputado por una conferencia dictada en
Sao Paulo, con recursos provenientes de la caja negra de Odebrecht,
financiadora de todas las coimas.
Sin ser necesario mayor análisis, salta a la
vista el absurdo implícito en que una persona con semejantes antecedentes
negativos de toda laya, esté capacitada por ilustrar/iluminar a la
crema y nata del sector empresarial brasileño, lo cual, por ejemplo y con todo
respeto a quienes se dedican a hurgar la basura cumpliendo su tarea de recicladores,
equivaldría a que una de estas, ellas sí, dignas y honestas personas, fuera
contratada por la Confiep para dictar una “conferencia” recibiendo un pago de cuchocientos
mil soles.
Casual y convenientemente, pocos días atrás
estuvo en Lima Lech Walesa, personaje no solo de reconocida e intachable
trayectoria en pro de su país, Polonia, sino también galardonado con el Premio
de la Paz el año de 1983 por su lucha en pro de los derechos laborales de los
trabajadores polacos.
El reputado visitante quien, adicionalmente,
ha sido distinguido con innumerables títulos de Doctor Honoris Causa otorgados
por universidades de Europa y los Estados Unidos, vino invitado por la
universidad César Vallejo para dictar una Conferencia Magistral celebrando sus
27 años de vida.
Pregunta del “millón de dólares” a los
conductores de tal universidad:
¿Ustedes se limitaron
a cancelar pasajes y estadía del ilustre invitado o, como sucedió con AGP en
Sao Paulo, adicionalmente, le pagaron un estipendio por la conferencia?
Si la respuesta fuera que sí hubo un pago, la
repregunta, por los “cien millones” de
dólares sería:
¿A cuánto ascendió el
monto pagado?
Obviamente, la duda/sospecha implícita en el
presente, así quedara confirmado que el monto pagado a AGP, en comparación con
las condiciones bajo las que Lech Walesa vino a Lima, fue irracional por
excesivo, no serviría como prueba en ningún juicio aunque sí sería, para la
mente de cada ser pensante, prueba irrefutable que se trató de una vulgar
coima.