¿HAY PIURANOS PENSANTES EN PIURA?
(Piura, 01 febrero 2019)
Luis Gulman Checa
Lo pregunto por la anomia que ha hecho presa
de la colectividad piurana cuando, figurativamente, está más claro que el agua
que estamos ad portas de ser víctimas
de una monumental catástrofe originada por nosotros mismos cuando elegimos a un
incompetente y auténtica bomba de tiempo como gobernador (i) responsable
para conducir el Gobierno Regional de Piura.
Sobran los hechos/decisiones adoptados por Servando
García para justificar, ampliamente, el párrafo precedente. Por lo que hizo
hasta el momento ha demostrado supina
irresponsabilidad (para él, el GRP equivale a una piñata cuyos cargos los
reparte como si fueran confites) al buscar asumir una enorme responsabilidad
sin tener la menor idea de qué trataba, ni, menos aún, contar con el imprescindible equipo que debía ayudarlo a
cumplir tremenda tarea.
Reitero que mi intención, antes que
zaherirlo, es hacerlo reflexionar para que tome consciencia de las barbaridades
que está perpetrando y enmiende, radicalmente, el rumbo directo al precipicio
por el que ha optado.
Digresión:
Me viene a la mente el vía crucis que están atravesando los venezolanos originado por un
desquiciado Hugo Chávez que se presentó como la panacea divina para repartir
riqueza y bienestar entre el pueblo, el que, para su desgracia, terminó sumido
en la miseria como, fatalmente, lo estamos sufriendo, porque tal sentimiento nos
invade cuando vemos a miles de mendicantes ciudadanos del riquísimo país
llanero.
Me pregunto y pregunto a usted, estimado
lector:
¿Piura será aún más destruida
por Servando García tan igual como Hugo Chávez destruyó Venezuela?
Siguiendo la comparación con Venezuela,
siendo un hecho incontrovertible que los militares, sostén de la satrapía
imperante, han saqueado el país; preguntémonos quién proporcionó el
impulso/fuerza a Servando García para ser elegido (maldito voto obligatorio).
La respuesta, a juzgar por el reparto de los confites de la aludido piñata, es
César Acuña.
Personalmente, como piurano, siento
incontenible vergüenza al constatar que la caricatura que solía representarnos,
panzones, orondos y ociosos refrescándonos bajo un frondoso algarrobo no era
tal sino una explícita fotografía.
¡Cómo estará maldiciendo
Miguel Grau en el más allá!