¿ACIERTO O IRRACIONALIDAD?

Piura, 02 febrero 2020)

Luis Gulman Checa

Como se dice criollamente, se me cruzaron los chicotes al leer lo siguiente en  portada de “El Tiempo”, edición de la fecha:

MGP (Marina de Guerra del Perú) se alista para detectar más “narco submarinos”.

Ministro de Defensa: la Marina analiza el semisumergible incautado con droga frente a Talara para mejorar  detección de más cargamentos.

Imagine, estimado lector (a), que recibiera usted el encargo de hacer un listado de carencias asolando a la población en orden decreciente respecto a su importancia/urgencia: Le pregunto:

¿No cree usted que tremenda “pelotudez”, si llegara a consignarla, ocuparía, m/m, el puesto 350?

Consideremos el conocido e irrefutable aserto que dice: “La caridad comienza por casa”, el cual, en el caso presente, implica que el anuncio ministerial podría ser procedente si las condiciones de vida de los peruanos dejaran a las de suizos o japoneses, criollamente, como palo de gallinero. Sin embargo, como la triste realidad nos dice que  cada día nos acercamos más a las del quinto mundo; tal anuncio - implicando gastar dinero público para capturar droga en el  mar, la cual, se supone, sería incinerada - deviene en crimen de lesa humanidad considerando tan solo el deficiente servicio de salud pública.

De otra parte y con franqueza, no podemos obviar que nuestro país fue ¿bendecido? con la planta de la Coca, de cuyas hojas se extrae la cocaína, producto muy cotizado y demandado a lo largo y ancho de la tierra generando inconmensurables ganancias. Sin embargo, también en este caso, como es usual en la agricultura, el padre de la criatura, es decir, el agricultor, recibe unos cuantos centavos  mientras los procesadores y comercializadores, se llenan los bolsillos de plata.

Obviamente, desde unos años atrás tal producción/comercialización está proscrita y penada por la ley, hecho que importa menos que un pepino a quienes, zurrándose en la norma,  aprovechando la coyuntura al elevar los precios a la estratósfera y recurriendo a cuanto medio pueda imaginarse, incluido el de romper manos a diestra y siniestra; atienden, perfecta y oportunamente, la creciente demanda mundial. Ergo, la absurda prohibición, hermana de padre y madre de la fallida Ley Seca que tuvo vigencia en Estados Unidos, solo servirá para que los traficantes sigan matando tanta gente como en la época de las Cruzadas y los precios al consumidor continúen al alza.

Digresión:

¿Acaso no configura tremenda injusticia que, cuando la vida en la tierra está al borde de la desaparición, en gran medida, a causa del masivo uso del petróleo, quienes fueron dotados de tal recurso están boyantes y derrochando dinero ostentosa y vulgarmente; contradictoriamente, los peruanos, dueños casi absolutos de la planta de la Coca y, por tanto, de la cocaína, que así se produjera por millones de toneladas jamás pondría en peligro la existencia del ser humano, nos debatimos en la pobreza y vivimos sumidos en el caos y desconcierto?

.Dicho ello y volviendo a la realidad imperante, la iniciativa ministerial sería conveniente de estar vigente el siguiente dispositivo:

Por cada kilogramo de cocaína decomisado en territorio peruano, una vez identificado el país al que estaba destinado el alijo, el mismo pagará US $ XXXX al Estado peruano. Asimismo, los traficantes extranjeros que sean capturados serán trasladados a sus países  de origen, por cuanta de sus gobiernos, donde cumplirán las penas que les impusiera.

Recibiríamos un huevo de plata y el INPE se aliviaría.