DIAGNÓSTICO CONFIRMADO

(Piura, 17 febrero 2020)

Luis Gulman Checa

Me refiero a la medicina sugerida el pasado día 14 a través del artículo “Santo Remedio”, para salvarle la vida a nuestro moribundo país que viene siendo asesinado, poco a poco y/o gota a gota, por nuestros malditos y entrecruzados odios que nos mantienen a los peruanos como hienas rabiosas, peleándonos y matándonos, con una fuerza y vigor que, si hubieran sido desplegados el siglo antepasado, cuando los chilenos nos asolaron y saquearon; en vez de haber perdido, vergonzosa y humillantemente, parte de nuestro territorio, la frontera sur se habría acercado a la Antártida.

¿Qué significa el principio de la Presunción de Inocencia?

Es un derecho de formulación constitucional que implica que toda persona contra la que sea dirigido un proceso, debe ser tenida como inocente, a todos los efectos, hasta que no sea declarada su culpabilidad en sentencia judicial firme.

Si  el Gen. E.P. ®, Otto Guibovich Arteaga, flamante congresista elegido en las filas de Acción Popular, estuviera enfrentando algún proceso penal por crímenes de lesa humanidad, mientras el mismo no concluyera necesariamente tendría que ser considerado inocente de acuerdo a lo explicado líneas arriba. Peor y mil veces más rastrero y ruin es condenarlo, subliminalmente, tal y como ha hecho el semanario Hildebrandt en sus 13, edición del pasado 14 de febrero, amparándose en el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, emitido casi dos décadas atrás.

Si fuera cierto lo sugerido en el citado informe y O.G.A. fuera un criminal de la peor especie, preguntémonos porqué el citado semanario no lo sacó a la luz desde años atrás e, inexplicablemente,  apenas fue elegido al Congreso, le salta al cuello en forma artera. La respuesta es la siguiente:

Por cuanto no hay peor enemigo de un peruano que otro peruano como lo demuestra el palo encebado. Así, como el general ® estaría ascendiendo al llegar al Congreso, hay que prendérsele de las piernas para dejarlo tirado en el suelo.

Cambiando de cristal, consideremos la tremenda CONCHA de quienes, hogaño, pontifican sobre los hechos que convulsionaron a nuestro país décadas atrás, anatematizando a quienes, ellos sí, tuvieron que poner el pecho ante los desquiciados criminales de Sendero Luminoso, mientras los Catones actuales jamás se las vieron cara a cara con asesinos como los que ejecutaron, en el caso de Piura, a Ricardo Ramos Plata y Luis Paredes Maceda en el campos de la Universidad Nacional de Piura

¿Habrá habido alguna guerra que no mató a inocentes?